Desde hace años que las encuestas no funcionan, no cuantifican para nada lo que sucede en la sociedad y mucho menos predicen los resultados. Pasaron de ser una herramienta de análisis, a un estudio destinado a calmar la ansiedad de los candidatos, o bien un documento para la negociación de cargos dentro de una lista.
Tanto fracaso no es en vano, dejó una lección importante: la gente responde cualquier cosa y no tiene una decisión tomada, pero hay algo que si reflejan las encuestas: la indefinición y el hartazgo de los ciudadanos.
En todas las muestras que se tomaron, quedo muy en claro que casi la mitad de los entrevistados no tiene un candidato definido y lo peor, más del 30% no quiere votar, o no le interesa votar, o no le convence ningún candidato.
Esto habla a las claras de la poca confianza que tiene el pueblo en el sistema democrático y eso sí es alarmante, porque cualquier discurso que refleje el descontento de los votantes triunfa. Ante tanta miseria, falta de perspectivas, despotismo y corrupción, quien prometa guillotina gana y los derechos, la libertad y la fraternidad quedan en el olvido.
La gente no está cansada de votar, como argumentaron los funcionarios provinciales para sacar las PASOS del esquema electoral, sino que está cansada de votar a los mismos personajes y no obtener cambios para frenar la caída barranca bajo de su calidad de vida.
Eduardo Huaity González
Director