Desde hace sólo una década el tatuaje pasó a ser un arte bien visto y pudo dejar atrás esa imagen de complemento de los ambientes prostibularios, de puertos tétricos y de medallas en el mundo delictivo.
Hoy el tatuajes una moda o un nueva nueva forma de expresión, según a quien se lo pregunten y ver la piel decorada es una normalidad, parte del mundo en que vivimos y ya a nadie sorprende. Fabio Fernández es un joven tatuador que comenzó en el 2012 mientras estudiaba licenciatura en Música, algo que dejó para dedicarse a pleno a esta actividad. “Hace 5 años desde que abrí mis primeros locales ya me dedico al 100% todos los días y cada hora”, comentó. “Desde muy chico siempre me gustó lo que es la ilustración, el arte gráfico, la pintura, los grafitis y demás. Pero el tatuaje me llamo la atención desde que vi un documental de unos maoríes, como tatuaban, muy a la antigua y como fueron evolucionando los tatuajes hasta nuestros tiempos y me pareció impresionante lo que era pasar de un dibujo muy bien estructurado, armónicamente bien hecho y pasarlo a la piel, fue como “wow, quiero hacer eso y quiero hacerlo siempre”.
El tatuaje siempre formó parte de distintas culturas en el mundo, la Maori, es una de las más distintivas y de las más radicales, ya que implica diseños en gran parte del cuerpo y la cara. Sus motivos son muy conocidos gracias a la difusión que hicieron por el mundo los jugadores de rugby de las islas del Pacifico Sur.
“Tengo un bebé, empiezo muy temprano, a eso de las 6 de la mañana para poder tener tiempo libre antes de que mi hijo despierte para poder planificar, dibujar, ordenar mis cosas. Saber qué es lo que voy tatuar, como tengo que arrancar, que tengo que comprar, que material me falta y demás y principalmente dibujar. Básicamente desde que me levanto estoy pensando que es lo que tengo que hacer todo el día con respecto a lo que es el tatuaje”.
Es un trabajo, que según el diseño puede llevar desde un par de horas, a extenuantes sesiones de seis horas durante varios días. El esfuerzo lo pone el tatuador, el dolor lo aporta en exclusividad el tatuado. “Últimamente me dedico a trabajos grandes, de muchas horas y trato de hacer de corrido por lo menos 6 u 8 horas, dependiendo lo que aguante el cliente también y cuando tenía los locales, y había trabajos más chicos, hacía de 7 a 10 por día. Trabajando desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche. Empiezo a tatuar cuando mi hijo está con su madre, y de ahí no paro hasta que considero que tengo muchas horas encima tatuando. El cuerpo después de un tiempo ya no responde como lo hace en las primeras cuatro horas, también por una cuestión física trato de no exigirme tanto. Fuera de eso, lo llevo adelante con mucha garra porque es bastante estresante”.
Son muchos los motivos para tatuarse, los hay tanto como diseños imaginables. Hay quienes lo hacen para recordar un amor, a la “vieja”, otros el amor al club, a un héroe deportivo, una desgracia, tapar una cicatriz o disimular un gran trauma en su vida. “Tenes que ver mucha gente todos los días y cada persona es un mundo distinto y un mundo de problemas que también te cuentan y que tenes que tratar de no asimilar todo porque así también hay mucha gente que viene con mucha mala onda y uno tiene que estar siempre de diez, nunca bajoneado y tratando de brindar siempre al cliente más allá del servicio, sacar una sonrisa y que el tatuaje que se lleva sea lo mejor que le pasó en la semana, en el mes o en el año, sumando buena onda”.
Los mayores usuarios, según los pocos muestreos que se hicieron sobre el tema, son los jóvenes entre 18 y 25 años, siguen los de más de 40 años que llegaron tarde a esta moda y buscan recuperar el tiempo perdido. “Me buscan todo tipo de clientes, algunos salen a veranear y se hacen tatuajes pequeños o más que nada para que se vean en el verano y en invierno me busca la gente que realmente sabe porque es mejor época para tatuarse ya que la piel empieza a cambiar el PH, no estamos tan expuestos al sol y va a resistir mucho más”.
Como se mencionó más arriba: hay todo tipo de tatuajes: “Puedo tatuar un Teletubi en la panza y no tengo problemas. Quizás la palabra sea bizarro. Hoy en día hay una cuestión con los memes y tengo muchos clientes que se tatuan algunas imágenes o cosas puntuales que si estás pendiente de los memes, los miras y te cagas de risa sólo. También tatuo mucha zona genital, aunque no parezca es bastante pedido, sobre todo en mujeres. Obviamente siempre tratando de evitar que se hagan algún tatuaje que no va a quedar bien estéticamente, más por una cuestión visual que de respeto. Hice en todas partes del cuerpo. Ya no hay ninguna parte del cuerpo que no haya tatuado”.
Es un arte y como tal no sólo se necesita talento e inspiración, sino mucho trabajo, estudio y actualización permanente. “La única forma para aprender a tatuar, como lo fue en mi caso, fue viendo, observando al tatuador que me recibió de aprendiz. Observando todo lo que había, cada movimiento, cómo agarraba la máquina, como mezclaba los pigmentos. Es todo un proceso de aprendizaje que lleva años desde que agarras tu primera máquina. Cuando aprendes a tatuar con alguien con experiencia te enseña a calibrar una máquina, a no lastimar la piel, y todo el proceso que requiere ser tatuador desde aprender a dibujar para tatuar, aprender a preparar una mesa, a esterilizar, aprender a desechar todo lo que es productos orgánicos, desechos patógenos y demás. Todo lo que es la parte de la asepsia, de la piel, todo lo que es cuidados y demás”.
Para finalizar un cierre con algo de mensaje a los que quieran comenzar con este arte por parte Fabio: “Hoy por hoy está muy subestimado todo eso y pasan muchas cosas feas con los tatuajes de la personas, por eso es que no recomiendo que empiecen a tatuar sin la presencia de alguien que les esté explicando muy minuciosamente esto, porque parece que es solamente agarrar una máquina y tatuar, cosa que no es así. Requiere de bastante tiempo y mucha práctica y lamentable hay mucha gente que desarrolla esa práctica con gente, con clientes que tienen tatuajes tan mal hechos que ya no tienen arreglo”.