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El kirchnerismo muestra su naturaleza terrorista en Jujuy

Los acontecimientos que sacuden a Jujuy son el inicio de una mecánica revulsiva ordenada desde la cuna del kirchnerismo: despedirse del gobierno dejando tierra arrasada, más todavía de lo que ya dejan al país. La herencia, para quien venga será una Nación postrada, desguazada en su territorio, con la mitad de la población bajo la línea de pobreza y millones de niños y jóvenes con su futuro hipotecado por el hambre, indefensa y endeudada más allá de los límites imaginables, con una hiperinflación latente y lo peor de todo, con un caos social que llevará al enfrentamiento entre argentinos.
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Ni todas las palomas son tan buenas ni todas las cucarachas son tan malas, reza el dicho popular; es decir, Gerardo Morales ha perfilado un carácter rayano en un dictadorzuelo con un modo imperante propio de los caudillos del siglo XIX, casi un absolutismo se diría al estilo del propio de Luis XIV y su famosa frase atribuida «El Estado soy yo». Con un nepotismo indisimulable que sumaría alrededor de 65 parientes ubicados en cargos estratégicos de la función pública y la aplicación de puño de hierro a la hora de ordenar la provincia.

Dentro del radicalismo, Morales, también se mostró como el energúmeno que es aplicando este modo de ser y hacer violentando elementales y fundacionales principios de la Unión Cívica Radical como la prórroga de mandatos «manu militari» a traidores al ideario de Leandro Alem y Don Hipólito Yrigoyen. Digamos, no ha dejado felonía por practicar.

Sin embargo, también es un dato de la realidad que Jujuy en los últimos años ha podido despegar después del atraso y estado de violencia latente en que vivía sumida la población cuando Milagro Sala capitaneaba la «Tupac», un verdadero estado dentro del Estado, con leyes propias y métodos violentos. Uno de los aciertos de la justicia ha sido ponerla donde corresponde.

Venimos diciendo, y no porque seamos tocados por el don de profecía sino sentido común, que el país ha llegado a un punto en que el ánimo social está muy volátil y cualquier chispa generará una detonación por simpatía. Pero he aquí precisamente el detalle que no es menor. Mientras a Morales en Jujuy por un paro y una desacertada reforma constitucional le incendian la provincia, en el Chaco, donde se ha producido un crimen de lesa humanidad que salpica directamente al gobernador Milton Capitanich, reina la paz de los cementerios, propiamente.

Solamente los inadvertidos o kirchneristas con media neurona no serían capaces de analizar estos dos universos y constatar que no hay proporción entre una reacción y la otra. Además, impunes como se sienten, miembros del gabinete nacional se hacen presentes en Jujuy avalando el desorden mientras a la provincia del Chaco no va ni la payasa Filomena.

Otro dato sintomático es la movilización de sindicatos y organizaciones que responden a CFK que marcharán a rodear la Casa de Jujuy en Buenos Aires mientras el «Colectivo Verde» de desmelenadas pro útero no ha abierto la boca ante tan nefando crimen de una mujer cometido en las barbas del «Coqui» Capitanich. Hay que ser demasiado fanático o estúpido para no darse cuenta de cómo son las cosas.

Fuentes muy cercanas a los acontecimientos de Jujuy han confiado que la masiva protesta docente no pasó de eso, de marchas y presencia en las rutas donde casi ni siquiera hubo cortes sino sólo protestas por un sueldo digno. Curiosamente el problema de fondo se inició en la región donde habitan las comunidades originarias todas ellas comprometidas con el ideario kirchnerista y tributarias de la «Tupac Amaru». Basta un análisis de las imágenes para ver que mientras en las marchas docentes abundaban las Banderas argentinas, en Purmamarca, Humahuaca y esos lugares predomina la Wipala.

En las marchas docentes y de otros gremios no hubo excesos ni ataques a los uniformados, caso muy distinto a lo que ocurrió en los sitios nombrados donde de movida hubo violencia física. Y lógicamente, a una acción le corresponde una reacción y los resultados están a la vista.

Mientras tanto, en Chaco, ningún funcionario nacional se ha hecho presente.

Al revisar más detenidamente las filmaciones de los graves hechos ocurridos en la capital de Jujuy es posible comprobar que los agresores no son maestros ni trabajadores sino jóvenes cubiertos a la usanza palestina y todos con mochilas desde las que sacan piedras y elementos contundentes, es decir, son fuerzas de choque alistadas para ejercitar la violencia urbana.

Mientras tanto, en Chaco, no se mueven ni las hojas de los árboles.

Las mismas fuentes refieren cómo en los caminos de las zonas más levantiscas de Jujuy se ven carteles con alabanzas a Milagro Sala y cómo reconocidos dirigentes de la «Tupac» estarían al frente de los piquetes más violentos.

Mientras tanto, en Chaco, nadie levanta la voz ante crimen tan atroz.

Otro dato es lo que ocurre en el sur del país donde la presencia de grupos beligerantes lleva más tiempo y donde el kirchnerismo ha llevado a cabo una verdadera política de ocupación territorial afincando elementos afines, dándoles terrenos, confiscando tierras y sembrando la idea de derechos para un supuesto «Territorio mapuche».

Es imposible admitir que un gobierno nacional defienda un «territorio» dentro del Territorio del Estado Nacional. Esta idea de otorgar «territorios» es sufragánea de la que tuvieron los terroristas subversivos que se levantaron contra el gobierno democrático de Isabel Perón en los años 75 y 75 cuando pretendieron hacer de la provincia de Tucumán una «Zona liberada y comunista», con el trapo rojo como bandera, con un «gobierno revolucionario» a la usanza castrista y con una «fuerza armada» insurgente y facciosa. Como se ve, nada es casualidad en la historia.

Quienes hemos vivido de cerca aquellos años previos al golpe de 1976 tenemos vívidas las imágenes de aquellos días cuando esos guerrilleros asaltaban comercios para abastecerse de víveres (Quien escribe estas líneas fue testigo de casos de este tipo), ponían bombas por doquier -todos los días-j(Hallábamos en Buenos Aires para buscar de la agencia un auto que habían comprado mis padres cuando la noche anterior a retirarlo volaron la concesionaria. La memoria recuerda aquel cuadro de vidrios esparcidos y autos destrozados), secuestraban empresarios que mantenían prisioneros en las «cárceles del pueblo», inmundos sótanos donde solamente podían habitar las alimañas como ellos, mataban civiles, policías y militares, tomaban las universidades y los medios de comunicación con armas largas y asaltaban cuarteles para robar los arsenales matando a soldados que hacían el Servicio Militar Obligatorio, oficiales y suboficiales.

Esos «jóvenes idealistas» que cometían todas aquellas tropelías son hoy los ministros del gabinete nacional y los «muchachos» que propone el kirchnerismo como candidatos a la presidencia son los hijos de quienes enfrentaron con FAL en mano a las Fuerzas del orden público, dicho sea de paso, avaladas por sendos decretos presidenciales firmados por Juan Domingo Perón y su mujer y sucesora que ordenaron «aniquilar a la subversión». Que los militares actuaron con excesos tampoco es materia discutible, porque todo es Historia y no relato.

Ahora el kirchnerismo se extingue y cuando se vayan quedará una Argentina hecha hilachas, propiamente. Con el sistema educativo devastado, con dos generaciones sumidas en la ignorancia más lapidaria. Con casi tres generaciones de gente que nunca vio trabajar, que no trabajan y que no quieren trabajar. Con el orden público confundido con represión luego de haber sembrado la anarquía en la cabeza de los millones de deprimidos cerebrales por la mala alimentación. Con las tasas de mortalidad más altas de la historia contemporánea y con la salud pública también destruida, con millones que no tienen la posibilidad de acceder ni siquiera a una Bayaspirina.

Deja también el kirchnerismo al país indefenso, con Fuerzas Armadas que tienen menos elementos de defensa que los indios ranqueles. Con las fronteras convertidas en puertas abiertas en beneficio del narcotráfico y el contrabando. Habiendo extirpado de raíz en la conciencia de la sociedad todo concepto de autoridad y mando. Con la moral pública destruida y sembrada la idea de que lo raro es lo normal y el delincuente es una víctima y quien defiende su patrimonio o su propia vida es un violador de los derechos humanos.

Dejan el país sin una moneda en el Banco Central. Si bien el inepto de Mauricio Macri que debe ser catalogado también como un traidor a la Patria endeudó al país con algo así de 55.000 millones de dólares, ahora queda el país sin reservas y endeudado con el Fondo Monetario Internacional, con el Banco Mundial, con la banca privada y con un crédito solicitado a los chinos plasmado en un «Acuerdo secreto», donde los montos a pagar, las tasas comprometidas y las condiciones «son secretas». Vayan guardando los perros porque en cualquier momento los van a confiscar para comerlos.

En síntesis, Jujuy, más allá de las barbaridades políticas cometidas por Gerardo Morales, es nada más que la primera experiencia de campo, porque en toda provincia donde caiga el kirchnerismo se encenderán las llamas.

Mientras tanto, en Chaco, no ha pasado nada.

Insistiremos con la idea de que la única forma de hacer frente al malón kirchnerista que ya se ha puesto en movimiento es comenzar un diálogo profundo entre todas las fuerzas políticas y sociales, donde participen las universidades y las entidades intermedias que todavía quedan en pie. Hay que levantar barreras sociales ante la violencia porque el kirchnerismo no dialoga, destruye y mata.

Preservar a los jueces será fundamental, fortalecer la majestad de la Justicia será la única garantía para una salida pacífica a la debacle que ya han iniciado.

Se aproximan meses turbulentos donde para colmo no hay referentes de valía en la oposición que puedan garantizar una salida ordenada y pronta al desastre que dejarán estos terroristas del estado. Razón de máxima para que los elementos que todavía quedan sanos en la sociedad comiencen a movilizarse y a cambiar ideas.

La solución del país jamás puede ser por la violencia, sino por el dialogo.

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Director

Eduardo Huaity González

Salvador® es una publicación de
Editorial ABC S.R.L.
Gral Güemes 1717
Salta, Argentina