Diana Mondino se presentará en las Naciones Unidas (ONU) para ratificar el derecho soberano del país sobre las Islas Malvinas y exigir que el Reino Unido inicie negociaciones diplomáticas con Argentina para terminar con la ocupación ilegítima del territorio nacional.
La canciller expondrá en el Comité Especial de Descolonización de la ONU, adonde se tratará un proyecto de Resolución presentado por Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Mondino llegó ayer a New York desde Suiza, tras haber compartido con Javier Milei la Cumbre Global por la Paz que convocó el líder ucraniano Volodimir Zelensky.
Mondino aterrizó en Manhattan con pleno respaldo presidencial, que permitió desconectar las distintas operaciones palaciegas que propugnaban su eyección del gobierno. A diferencia de la crisis que protagonizó con Nicolás Posse, Milei reposteó un mensaje en X desalentando las versiones en Balcarce 50 y el Palacio San Martín que aseguraban que la canciller ya había cumplido su ciclo histórico.
Junto a la ministro de Relaciones Exteriores se alinearán el embajador argentino ante la ONU, Ricardo Lagorio; Paola Di Chiaro, secretaria de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, y Gerry Díaz Bartolome, Director de Comunicación Estratégica de Cancillería.
El proyecto de Resolución avalado por los seis estados latinoamericanos que integran el Comité de Descolonización tiene seis artículos que proponen una mesa de negociación entre Argentina y el Reino Unido para terminar una disputa territorial que Londres arrastra -sin argumentos jurídicos- desde hace muchísimo tiempo.
“La manera de poner fin a la especial y particular situación colonial en la cuestión de las Islas Malvinas es la solución pacífica y negociada de la disputa de soberanía que existe entre los Gobiernos de la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte”, sostiene el proyecto de Resolución que se tratará hoy en la ONU.
Y completa: “A pesar del amplio respaldo internacional a una negociación entre los Gobiernos de la Argentina y el Reino Unido que incluya todos los aspectos sobre el futuro de las Islas Malvinas, aún no hayan comenzado a aplicarse las resoluciones de la Asamblea General sobre esta cuestión”.
No será la primera vez que la ONU trata el Caso Malvinas. Desde 1965 -gobierno de Arturo Illia- la Asamblea General de Naciones Unidas votó diez resoluciones sucesivas reconociendo la existencia de la disputa territorial e instando a la Argentina y al Reino Unido a iniciar negociaciones.
Y a partir de 1989 -mandato de Raúl Alfonsín-, la compleja situación en las Islas del Atlántico Sur fue abordado por el Comité Especial de Descolonización, que convocó a las partes en conflicto a terminar con las diferencias territoriales en una mesa de diálogo diplomático.
Londres siempre rechazó la propuesta de la ONU, alegando el principio de libre determinación de los pueblos.
Ese argumento de la diplomacia inglesa no tiene sustento en las normas internacionales. El principio de libre determinación requiere la existencia de un pueblo bajo dominación extranjera, una condición sine qua non que no aplicaría en el Caso Malvinas: los pobladores que ocupan las Islas del Atlántico Sur nunca estuvieron a merced de una potencia colonialista, y menos con Argentina.
En realidad, Argentina y el Reino Unido protagonizan un caso especial de descolonización, y la única manera de resolver este conflicto es a través de negociaciones diplomáticas. Un escenario que Argentina propone y el Reino Unido rechaza, pese a las sucesivas resoluciones de las Naciones Unidas.
El 17 de enero, en Davos, Milei se reunión con David Cameron, secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido. El cónclave se extendió durante 20 minutos y junto al jefe de Estado se alinearon la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y la canciller Mondino.
Milei apuesta a abrir una mesa de negociación con Cameron, pero es difícil que esa instancia se ponga en marcha este año. Hay elecciones en el Reino Unido, y como ya hizo Margaret Thatcher en 1982, el actual gobierno conservador se apalancara sobre el nacionalismo ingles para preservar su poder político.