Desde hace cuatro años es uno de los nombres más conocidos en el universo político de Salta, pero su fama arranca mucho más atrás. Desde muy chico comenzó a cantar y con el tiempo se transformó en la figura principal de uno de los grupos de cumbias más famosos de la provincia, “Los Juveniles Pandas”. Hoy, con 38 años, tiene tantas oportunidades en el mundo de la música como en el de la política.
Por Eduardo Huaity González
Comenzó a cantar a los tres años y no paró nunca, aun cuando el voto popular los transformó en edil por la ciudad de Salta. Bien de barrio, como lo definen, “el negro” Leyva luchó en cada momento y en cada lugar que le tocó estar. De chico, confiesa que fue víctima de discriminación y que conoció la pobreza de primera mano. Es músico, la cumbia lo hizo famoso, pero ama el folklore y disfruta de buen rock, por eso eligió a Jimmy Hendrix para encarnarlo en la producción de Salvador.
David, pasaste de ser un ídolo de la canción a ser uno de los políticos más conocidos de Salta. ¿Qué pasó en el medio?
Desde mis tres años abracé la música y el amor por cantar, y en algún punto encontré una similitud entre lo que es la música y la política. Entendiendo que tiene que ver con el contacto con la gente, con el poder tener un vínculo muy cercano y, lógicamente, a través de ese vínculo ser un posibilitador de pequeñas acciones si se quiere, o generador de efectos sobre todas las cosas. Con la música pude tener el efecto positivo en la gente de brindarles la alegría, hacerlos bailar y disfrutar y la creo también una herramienta. La política se vincula con la música netamente desde allí, desde el hecho de modificar.
Pero entretener y solucionar son dos cosas distintas.
Como artista mi vínculo con la gente también tiene que ver con lo social en algún aspecto. Buscar soluciones a través de mi figura algunas problemáticas que se van dando y busco poder colaborar, poder realizar, poder estar vinculado a eventos que tenían como finalidad, colaborar con alguna situación en particular. Entendiendo que eso tenía una limitación, fue buscar una herramienta, que fue la política en definitiva, mediante esa herramienta podía trabajar y plantear soluciones para alguna problemática, pero de fondo. Creo que la política tiene esa diferencia en relación a la música, te da esa posibilidad, de poder mediante decisiones y acciones, llevar soluciones reales y concretas a problemas que tienen que ver con situaciones cercanas en barrios y en las villas, y de la gente que vive acá en la propia ciudad.
Recién dijiste que empezaste a cantar a los tres años, o sea que siempre estuviste en el ojo público. ¿Cómo es esto de crecer siempre bajo la mirada del otro?
Creo que aprendí a convivir con esta cuestión. Desde chico tengo una carrera documentada, no es que arranqué cantando de chico y se hizo público en mi adolescencia o en mi juventud. Arranque ya siendo un personaje reconocido, documentado, con notas en el diario y en la televisión. Aprendí a convivir desde el hecho de la pasión, hacer lo que a mí me encanta. Quizás en la inconsciencia o inocencia de ser un niño. No entendiendo mucho estas cuestiones. Yo por ahí gustaba con mi forma, y lógicamente, con lo gracioso de mi figura muchas personas de verdad llegaban a emocionarse. Quizás por la forma de cantar o por cómo era mi forma de expresarme, no lo sabía y no lo entendía. Lo fui entendiendo con el tiempo, pero entendiéndolo desde ese efecto del que hablábamos, que es positivo; que tengo, gracias a Dios, el poder de generar en la gente ese tipo de cuestiones.
No es lo mismo tener un compañero de escuela que tener un compañero famoso.
Yo siempre me río porque en la primaria era el referente para salir en todos los actos. Siempre estaba presente y, lógicamente, acudían a mí porque me gustaba esto de salir en los actos, disfrazarme y ser parte de lo artístico en general. Siempre me ha generado un placer el hecho de estar en el escenario. Y esto de ser famoso, de salir en la tele o en el diario, hacía que los chicos al otro día generaran toda una historia. En la secundaria cambió bastante, ya tenía giras, hacía shows con “Juveniles Panda” y los lunes a las 8 de la mañana me dejaban en la puerta del colegio, poniéndome el delantal para entrar a cumplir con mi rol de estudiante y ser uno más del montón.
Me tocó vivir una época de mucha exposición y mucha fama siendo un alumno en la escuela, siendo un compañero más y esto fue lo que me ayudó también a nivelar un poco las energías entre el hecho de entenderme como uno más del montón y arriba del escenario ser uno distinto. Después, al bajarme del escenario, mi vida era normal con mis compañeros, con mis amigos, creo que eso también me ha llevado a nivelar las cuestiones. A entender que, en definitiva, tengo la suerte de hacer lo que amo. También tiene que ver con poder disfrutarlo con la gente que uno quiere y no alejarse de todo ese entorno que a uno lo ve, lo apoya y lo quiere.
Ser “El Negro Leiva” ¿te ayudó? ¿Te perjudicó? ¿Te puso trabas?
Fortalecí mi personalidad en base a situaciones que he vivido desde muy chico.He sufrido lo que hoy se llama bullying, y también actos de discriminación. A veces los chicos lo hacen con esa crueldad característica o esa inocencia que no mide en cuanto a los actos. Pero creo que eso ha fortalecido mi personalidad.
Desde chico he logrado trascender, abrazando lo que amo hacer y creo que eso ha sido el mecanismo o la válvula de escape a todas las cuestiones que se presentaron en mi vida como situaciones que causaban algún intenso trauma o que podían afectarme. Yo creo que, en ese sentido, he tenido la posibilidad de fortalecerme. Porque más allá de ser un chico que tenía actitud desde lo artístico, también tenía actitud desde lo personal, que era muy avasalladora, de salir adelante, de no quedarme con la negativa, de siempre ver el lado positivo, de siempre enfocarme en lo que me hacía feliz y dejar de lado todo aquello que quizás no tenía que ver con una cuestión propia, si no ajena. La misma impotencia de no poder ser o realizarse como persona en muchas gente lleva a agredir al que sí avanza, al que sí tiene la posibilidad, al que sí apuesta y sí se la juega. Y yo entendí eso.
¿Cuándo entendiste que eras el “El Negro Leiva”?
Entendí que ser “El Negro Leiva”significaba para mí en particular un desafío. Un desafío no sólo pasaba por mi color de piel, sino también por haberme criado en un barrio humilde. Pero tuve la posibilidad de conocer un mundo diferente a través de la música, porque eso también ha sido lo que abrió mi mente y me dio una proyección más amplia de lo que es el mundo.
A veces los chicos solamente tienen la posibilidad de conocer y percibir lo que tiene que ver con el entorno dentro del barrio. Yo desde niño he tenido la posibilidad de viajar, de vincularme con otras personas y desde allí empezar a, de alguna manera, proyectar mi vida; entendiendo que era lo que yo realmente quería y, lógicamente, para lo que Dios me puso en este mundo.
¿Cuánto influyó tu familia en lo que sos?
Mucho. Hoy, a la distancia, entiendo que mi familia me ha criado para ser lo que soy. Teniendo el orgullo de ser lo que soy. Crecí con el orgullo del lugar al cual pertenezco, sigo teniendo los mismos amigos de la infancia, sigo compartiendo con ellos. Mi familia me crió para poder sentarme en cualquier mesa, con cualquier persona, sin distinción de clase, sin distinción de poder adquisitivo y poder desenvolverme de la misma forma. Yo agradezco a mi viejo, mi papá abuelo que me crió con mi mamá abuela y mi mamá, porque mi familia es medio una ensalada, a mi mamá la adoptan de pequeña y después ellos se hacen cargo de nosotros también, es como un familia ensamblada pero siempre con el orgullo de ser quien se es y eso me lo inculcó mi viejo. En ese sentido, nunca fui ni el adoptado, ni el criado, ni el negrito. O sea, siempre fui el hijo de. Con el orgullo que le significaba a mi papá llevarme a todos lados, y eso se fue haciendo carne en mí. Y mi familia ha sido fundamental en esto, en el poder tener la seguridad de quien soy.
¿La visión de un político que nació en un barrio, es distinta al que no nació en un barrio?
Yo creo que la permeabilidad social que tiene una persona es fundamental para la política. Quién no tiene esa sensibilidad de entender el dolor ajeno, no está preparado para poder representarlo, o para tener una mirada amplia hacia quien representa. Hay políticos que representan a ciertos sectores o a ciertos intereses, hay otros que preferimos representar a todos en general, sin vincularnos, sin tener una correspondencia con nadie. Yo, en lo personal, entiendo que la política te da la posibilidad de tener vínculos con todos, de poder tener en cuenta la voz de todos, pero siempre privilegiado a los que menos tienen, siempre teniendo por prioridad esto de igualar hacia arriba. Me parece fundamental igualar desde la oportunidad, no desde el asistencialismo.
Yo también me crié en un barrio y por ahí me da un poco de tristeza cuando nos juntamos, porque hay amigos que no llegaron, algunos salimos, otros se quedaron y otros directamente ni siquiera pudieron arrancar, ¿qué sensación te produce eso?
Siempre hay un parate y un mirar hacia atrás. En esta vorágine de hacer, no se da cuenta lo que avanza. Me pasa muchas veces el hecho de parar la pelota y analizar cuánto he podido avanzar, cuánto he crecido, cuánto he madurado.
No soy hoy el mismo David que era hace tres años cuando arranqué en política, o hace diez años, cuando apostaba a mi carrera como solista luego de pertenecer a Los Panda. Hay días en que recuerdo eso y me lleva a pensar en los que no lo pudieron hacer. En los que hoy se encuentran en el mismo lugar, siendo lo mismo, los que no pudieron de alguna manera salir, quizás por no estar preparados, por no tener las herramientas… esa mirada hacia atrás hace que el compromiso sea mayor. Agradecer quien soy hoy, pero hacer lo posible para brindarle ayuda desde mi lugar, e incluso desde mi experiencia, para que ellos también avancen. Hay que hablar de los niños, de los adolescentes, de las propias personas que han convivido con uno, en el hecho de sumarlos y poder avanzar.
Cómo músico, si lo miras al Concejo hoy ¿cómo lo definirías?
Tiene sus momentos. Ha tenido sus momentos de rock and roll. Ha tenido de diversión, quizás vinculando a la cumbia, un poco más tristes si lo quiero vincular al tango, más de arrabal; y yo creo que refleja lo que es la ciudad. El Concejo es la caja de resonancia de la ciudad, o sea, lo que pasa puertas adentro tiene que ver con lo que vive la ciudad, las discusiones que se dan, los debates que se dan, los temas que se pueden llegar a habilitar y buscar que puedan agilizarse proyectos para ser solución real para la gente, creo que tiene sus momentos y puede estar vinculado de acuerdo al proyecto y al momento.
Dejando de lado tu carrera política que está en pleno ascenso ¿Qué quedó en el tintero?
Creo que hoy, con mi edad, siguen intactas las cuestiones que aún no he podido concretar. Por ejemplo, en los artístico trascender a nivel internacional, hacer que mi música llegue a todos lados, de una manera más amplia. Desde lo político recién arranco, quizás no puedo hablar mucho. He tenido la suerte de trascender como figura política dentro del espacio que quería. Hoy soy una figura en desarrollo con la suerte, lógicamente, de ser bien visto y estar bien posicionado.
Pero todo aquello que no he podido concretar, no es que haya quedado en el tintero, sino que es una materia pendiente, incluso estudiar. Yo terminé mis estudios secundarios, me anoté en la Universidad de Tucumán para estudiar escribanía, mi idea era estudiar abogacía, pero como era más larga la carrera decidí escribanía y no pude concretarlo porque tenía mis compromisos laborales con Los Panda y no pude continuar, hasta incluso eso. Quizás algún día pueda retomar.
El mundo necesita cantantes, no abogados.
Eso dicen, pero también hay que considerar que el saber no ocupa espacio y creo que en ese sentido, de cada lugar a donde llego trato de aprender algo, de saber cuál es la forma y aprender te da la posibilidad de poder debatir y de poder ser parte de algo importante.
¿Sos creyente?
Sí. De hecho tengo nombre religioso, soy Jesús David, mi hermano es Jorge Sebastián por San Jorge y San Sebastián, tengo un hermano mayor fallecido al año de edad que se llamaba Emanuel, como también se le decía a Jesús. Mi mamá siempre ha sido una persona muy creyente. Tiene una historia de vida con muchos momentos muy difíciles que superó con su fe en Dios. Así que bueno, a veces Dios es el que decide, uno simplemente se tiene que disponer a dejar todo en manos de él y eso me transmitió. Entiendo que cada situación en mi vida es un desafío porque Dios así lo quiere y uno aprende más allá de que pueda ser un éxito lo que uno emprende o no. Creo que tanto el éxito como el fracaso dejan enseñanza para que uno pueda madurar y también aprender de ello.
¿Qué edad tenés?
Te queda una barbaridad.
Y yo creo que sí, un par de añitos más.
Lo que te queda ¿lo ves como la mejor etapa, como crecimiento, o lo ves ya como “sentarme a disfrutar”?
Para mí, siempre lo mejor está por venir. Esa es mi frase.
“Todo pasa” y “lo mejor está por venir” son dos frases que elijo siempre y las tengo como leitmotiv, porque en realidad, tanto lo bueno como lo malo pasa, nada es permanentemente. Y prefiero pensar que siempre hay cosas mejores que van a llegar, que quizás no tengan que ver con una cuestión de éxito o de cosas más banales, pero si con cuestiones que tienen que ver con los afectos, con las cuestiones que realmente son importantes.
Yo aprendí que son más importantes los afectos que los éxitos. Esto de ser artista me ha llevado a vivir momentos muy rutilantes en mi carrera y otros que no lo fueron tanto, pero que en definitiva dejan afectos y amistades, y eso es lo que importa. A la larga, en el camino, uno entiende que esta bonita posibilidad de poder trascender, lo que te dejan son afectos y eso es lo que vale en definitiva.