A bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), un inquietante misterio se ha sumado a la lista de problemas que mantienen a los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams varados en el espacio. Días antes de que la nave Starliner de Boeing intente un arriesgado regreso a la Tierra, Wilmore reportó haber escuchado “ruidos extraños” emanando desde la cápsula.
Este nuevo incidente, descrito como un pulsar constante que recuerda al sonar de un submarino, se suma a una serie de fallos técnicos que han retrasado repetidamente el regreso de los astronautas, dejando a la misión en un estado de creciente incertidumbre. Misión Control en Houston lucha contra el reloj para identificar el origen del sonido y garantizar la seguridad de una nave que, lejos de redimir a Boeing, sigue acentuando las dudas sobre su fiabilidad.
“Houston, escucho un ruido raro desde el altavoz del Starliner”, comunicó Wilmore mientras sostenía un dispositivo junto al altavoz para que el equipo en Tierra pudiera percibir la anomalía.
El sonido que viajó a través del vacío entre la Tierra y la ISS era un pulsar constante, casi hipnótico, que recordaba el ping de un sonar en las profundidades del océano. Misión Control recibió la señal con algo de dificultad en un primer intento, pero luego, con claridad, el sonido llenó la sala de control. “Butch, esa vez lo captamos”, confirmaron desde Houston, tras escuchar lo que describieron como un sonido pulsante. “Vamos a pasarlo al equipo y te informaremos si encontramos algo”.
El Starliner, cuya misión ha sido un salvavidas para Boeing tras años de contratiempos, estaba programado para desacoplarse de la ISS y regresar a la Tierra de manera autónoma, aterrizando en el desierto de Nuevo México. No obstante, la tensión aumentaba con cada segundo que pasaba sin respuesta clara. Wilmore, manteniendo la calma que caracteriza a quienes habitan la órbita terrestre, volvió a reproducir el sonido para que los ingenieros pudieran analizarlo con mayor precisión.
El enigma del ruido extraño aún persiste, un misterio que subraya los riesgos y las incertidumbres que aún dominan la exploración espacial, incluso en la era de la tecnología avanzada y los viajes autónomos.
La situación recordó los múltiples problemas que ha enfrentado el Starliner en su camino hacia la redención. Fallos en los propulsores y fugas de helio habían manchado la misión, retrasando el viaje tripulado de Wilmore y Suni Williams hasta febrero del próximo año. Un viaje que debía durar una semana en junio se transformó en una odisea técnica que puso en jaque al ambicioso proyecto de Boeing, cuyo objetivo era reactivar su programa espacial con el primer viaje tripulado del Starliner.