A menos de 2 semanas de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias del próximo domingo 13 de agosto puede decirse que esta es de las peores sino la peor campaña electoral, al menos desde la recuperación democrática de 1983.
Sobran los candidatos. Escasean las propuestas.
Aunque menos de 10 ejercen una genuina representación y aportan a la construcción política nacional, son más de 20 las fórmulas presidenciales que cubren el espectro ideológico de derecha a izquierda.
Además de los conocidos Sergio Massa y Juan Grabois, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, Javier Milei y Juan Schiaretti, Myriam Bregman, Gabriel Solano y Manuela Castañeira son candidatos presidenciales los ex funcionarios peronistas Guillermo Moreno y Julio Bárbaro, el dirigente social Raúl Castells, el escritor y periodista Mempo Giardinelli y también, entre otros, tienen fórmula presidencial la Unión del Centro Democrático, el Movimiento Libres del Sur, el Movimiento de Acción Vecinal Orden Nacional (¿?) y el Frente Patriota Federal de orientación nazi.
Ninguna fórmula, ni entre las 10 ni entre las 20 antes mencionadas, presentó todavía un programa integral de gobierno y sólo, en el mejor de los casos, anunció algunas medidas o, más bien, consignas aisladas.
Dolarizar la economía y dinamitar el Banco Central propone Milei, pero no dice con qué recursos (para evitar una brutal devaluación) ni con qué votos en el Congreso podrá hacerlo; llevar el salario básico a $500 mil propone Castañeira, pero no dice con qué recursos ni cómo hará un comerciante o un empresario pyme para pagar esa suma a sus trabajadores; terminar con los cortes de ruta y la protesta social propone Bullrich, pero no dice cómo hacerlo sin caer en la represión y en la violencia; bajar la inflación y terminar con el endeudamiento propone Massa, pero no dice cómo lo hará ni, mucho menos, por qué no hace como ministro de Economía lo que quiere hacer como presidente.
Poco, demasiado poco, para un país que enfrenta inflación, pobreza, endeudamiento y crimen organizado en alza.
Poco, demasiado poco, para una sociedad y un electorado desmotivados y hasta desesperanzados.
En cualquier caso, los interrogantes de las próximas elecciones primarias son quiénes se imponen en la interna de Juntos por el Cambio y cuántos votos obtienen el principal candidato de Unión por la Patria y el de la Libertad Avanza. Las respuestas a esas preguntas son las que definirán el escenario para las elecciones generales del próximo domingo 22 de octubre y anticiparán el futuro de la Argentina.
Otros interrogantes válidos, pero menores son cuántos argentinos deciden quedarse en sus casas y no ir a las urnas y sí la izquierda consigue un número de votos que le permita expresar de alguna manera el desánimo generalizado.
Ninguno de los candidatos presidenciales presentó todavía un programa integral de gobierno y sólo, en el mejor de los casos, anunció algunas medidas aisladas.
Además de propuestas, esta campaña carece también de actividades o herramientas de propaganda que motiven a la gente a participar.
No hay spots publicitarios llamativos, no hay jingles pegadizos, sí hay pintadas y carteles callejeros, pero pocos.
No hay tampoco caminatas, caravanas, ni mucho menos actos masivos para vincular candidatos con votantes.
“Desde 2003 cubrí todas las campañas electorales y nunca vi una tan gris como esta” resumió una cronista de exteriores y advirtió que “nunca me pasó lo que esta vez que estando cara a cara con un candidato a vicepresidente me dijera que no iba a dar más declaraciones, que ya había dado demasiadas, justamente durante una actividad de campaña electoral”. La cronista hacía referencia al mendocino Luis Petri, compañero de fórmula de Patricia Bullrich, que en una actividad a la que habían sido convocados los medios de prensa sólo dio una entrevista al diario de mayor tirada de la provincia. Es cierto, un rato antes había dejado un par de definiciones a la prensa desde las peatonales del centro de Salta.
“Hace más de 15 años trabajo en las campañas electorales y no recuerdo una como esta en la que los candidatos nacionales no hayan visitado las provincias: hasta ahora, sólo vino Horacio Rodríguez Larreta, pero casi no participó de actividades proselitistas y Patricia Bullrich, Sergio Massa y Javier Milei directamente no llegaron a Salta” planteó un consultor político y reconoció que “los que sí se movieron de manera más o menos tradicional son los candidatos de izquierda que llegaron e hicieron lo de siempre: ronda de medios y algún acto menor con sus militantes”.
Uno y otra, el consultor y la cronista, creen que esta anodina campaña cambiará después de las primarias. “No sabemos cuánto se encenderá, pero seguro será más intensa para las elecciones generales y más todavía para el ballotage si es que lo hay” arriesgan y concluyen que “de cualquier manera, es una muy mala campaña que no tiene consignas ni propuestas”.
