Cinco alumnos de ingeniería electrónica de la Universidad Católica de Salta, junto a su profesor, conformaron un grupo de robótica y lograron participar de CANSAT, un desafío patrocinado por la agencia espacial norteamericana. Llevaron el prototipo de un robot que es lanzado a 800 metros de altura para recolectar datos
Una noche, Jorge Royón (34) encontró en internet una postulación para un concurso patrocinado por la meca de un estudiante de ingeniería electrónica. La NASA, ese lugar donde la tecnología es tan sofisticada que puede enviar personas al espacio, la NASA, abría una convocatoria que se realizaría en la universidad de Virginia Tech, ubicada en Blacksburg Estados Unidos.
Jorge dudó, pero lo vio posible. Participar no era inalcanzable para la gente correcta, con la ambición correcta. Consultó con el coordinador del grupo de robótica de su universidad, Norberto Ramallo, quien apoyó la idea y prometió dirigir el proyecto. Jorge comenzó a buscar aliados en aulas de todas las edades y carreras para formar un grupo de trabajo.
“Empecé a mandar WhatsApp a todos, hasta que Iván y otro compañero, que ya no está, me acompañaron” Cuenta Jorge sobre los inicios del equipo. El primero en sumarse fue Iván Maccio de 27 años quien en un principio lo pensó como una locura, pero aceptó el desafío de probar.
Tres años después y con una participación por año, en el grupo ya no eran solo tres. Se conformó con Mateo Figallo (23), Esteban Yurquina (22) y Enzo Suarez (22) todos jóvenes estudiantes de ingeniería informática que aceptaron el desafío.
El concurso consiste en presentar un proyecto de ingeniería trazado por distintas disciplinas, desde el diseño hasta su funcionamiento correcto en una prueba real. En este último año la prueba se basó en la creación de un prototipo capaz de recolectar información sobre temperatura, presión, y otras variables mientras es lanzado a 800 metros de altura a través de un cohete. Pero eso sí, debe volver a tierra sano y salvo.
De esta manera se pusieron en marcha, se dividieron las tareas y comenzaron a preparar el proyecto mientras Norberto lideraba las tareas administrativas, de producción y lo más importante: no bajar el nivel de entusiasmo ni rendirse hasta el final.
El último tramo de la competencia se realizó en Estados Unidos, por lo que les fue necesario una Visa que casi no logran conseguir. Dos semanas antes de este momento no estaban en posición de ingresar al país, por lo que el prototipo estuvo en pausa por unos días hasta que comenzaron a destrabarse cosas obligando al equipo a turnarse las horas de sueño para terminar a tiempo.
Norberto Ramallo es Master en inteligencia artificial y coordinador del grupo de Robótica en la universidad. Recuerda los pasos hasta llegar a ubicar a los talentos ocultos entre los escritorios y pasillos, confía en los próximos que lleguen. Se acomoda orgulloso mientras los chicos lo esperan en el aula y comienza a relatar su experiencia.
Norberto Ramallo trabaja en la Universidad Católica de Salta desde 2009. Es el encargado del grupo de robótica y es el impulsor del equipo finalista. “Ya hace bastante tiempo que tenemos el grupo de robótica, que se va renovando a medida de que los estudiantes se van recibiendo. Competimos hace ya 3 años en un concurso a nivel mundial que se llama CANSAT y se realiza en Estados Unidos. Participan distintas organizaciones, entre ellas la NASA y la Armada norteamericana. De más de 80 universidades del mundo clasificamos en el puesto número 11. Participaron países de Europa y de Norteamérica y nos fue bastante bien. De 5 universidades de EEUU le ganamos a 4, tuvimos mejor performance que la Armada Italiana, por ejemplo. Fue muy buen rendimiento para lo que es una universidad que está en el interior del país”, relató.
Fuente: Infobae