No hubo grieta que valga en los festejos de ayer. Las banderas abundaban en las calles de cada barrio, los cánticos emanaban la felicidad de todo un pueblo que no sólo sufre en la vida cotidiana sino también en el fútbol.
Las bocinas y bubuzelas fueron la orquesta de un concierto de cánticos y alabanzas a la Scaloneta. Porque el fútbol tiene esa felicidad absurda que pocas cosas dan en esta vida.
Además de las concentraciones masivas en las distintas provincias, hubo ciertas particularidades de los argentinos para celebrar a la Selección.
Desde gigantografías del Dibu Martínez o Lionel Messi, hasta cuadros de Diego Maradona o una réplica de la Copa del Mundo, pudieron disfrutarse en el centro de la ciudad salteña.
Sin embargo, ayer no todo fue festejo de color celeste y blanco. Por ejemplo, en la zona de la Legislatura salteña, hubo una gresca entre hinchas dónde se arrojaron cascotes y repartieron piñas.