“La desesperación de los días anteriores ahora se transformó en la desazón de saber que es más posible quedar afuera que de ser parte de la historia”. Estos pensamientos me invadían mientras miraba la ciudad desde el bar de La Loma. La tensión era palpable en algunas de las mesas, que a decir verdad tienen más convocatoria que la enorme mayoría de los candidatos salteños.
Dante Rosas, un peronista de “paladar negro” mientras decidía entre endulzar el décimo café de la mañana con azúcar o sacarina, trataba de darle forma al plan de campaña y acomodar los punteros en los barrios. “tendría que haber jugado más al TEG de chico” se repetía mientras contestaba una llamada con la medialuna en la oreja y zambullía el Samsung en el café.
“Vamo a volver, pero muchos no…”, soltó Adrián Zigarán tras volver de una larga meditación. Después “el gurú de la Loma”, como lo llaman ahora, volvió al mutismo del místico que desprecia las convulsionadas aguas de las ambiciones humanas. Pero no todos en la mesa tienen la altura espiritual de Zigarán y pronto volvieron a las maledicencias “los políticos y boxeadores tienen el mismo problema: nunca se retiran a tiempo” dijo uno y las miradas recorrieron las mesas atestadas de candidatos.
Una ola de ternura despertó Bernardo Biella que estetoscopio en cuello le explicaba a los policías de tránsito apostados en lugar que él también es parte de un frente, por más que no figure en ningún lado. “Vota sencillo, vota amarillo” canturreaba ante los efectivos municipales para darle prueba de su pertenencia.
“Por favor, cuando lleguemos a algún lugar decime quienes son candidatos y quienes no, son tantos que ya no se nada”, le pedía Gonzalo Quilodrán a uno de sus secretarios, que se hacía hilachas tratando de acomodar la agenda de fotografías. “Tene cuidado ayer me saque foto con una de las listas de Olmedo y todavía estoy dando explicaciones”, insistió el ex funcionario provincial hoy hombre fuerte del gran plantígrado kirchnerista de Tartagal en la ciudad.
José Muñoz, que ordenaba la lista de invitados a su programa, caminó despacio rumbo al patio del bar. Encendió con parsimonia un cigarrillo y me dijo: “Son tantos los periodistas candidatos, que los reportajes lo van a tener que hacer los fotógrafos”. Lo deje fumando y mientras me alejaba me acordaba de los 16 mil pre candidatos que se presentaron en estas elecciones. “Si seguimos de esta forma, la mitad de la población, va a tener que votar a la otra mitad”.