La actividad cayó en junio por cuarto mes consecutivo y se contrajo 1,9% en el primer semestre frente al mismo período del año anterior. El impacto de la sequía se vio reflejado en la evolución del EMAE de los últimos meses, mientras que hacia adelante los efectos de la devaluación y una mayor inflación estimada harán mella en la economía.
Al analizar la evolución de la actividad en los últimos meses, desde la consultora ACM señalaron: “Lo que se evidencia en la actividad económica se ve explicado por el arrastre del sector agrícola, que presenta una fuerte estacionalidad en lo que es el segundo trimestre del año. Sin ir más lejos, la actividad agrícola ha descontado 4 puntos del producto en segundo trimestre. Adicionalmente, otros sectores claves de la actividad como la industria manufacturera se contrajo en junio, tendencia que probablemente se mantenga en lo que resta del año”.
En ese contexto, desde la firma proyectaron: “Esperamos que esta dinámica continúe de tal forma que implique una contracción en la actividad cercana al 3% anual, manteniéndose así nuestras estimaciones respecto a la actividad económica”.
En la misma línea, desde la consultora Orlando Ferreres señalaron que proyectan una caída del 3% en el nivel de actividad para este año.
En tanto, desde LCG analizaron: “La devaluación implementada pos-PASO tendrá un correlato en una nominalidad más alta, la cual erosionará aún más rápido el poder adquisitivo impactando en el consumo. Asimismo, dicha corrección sumada a las restricciones vigentes sobre las importaciones deprimirá la demanda de insumos externos y, por tanto, de la actividad industrial y comercial. Sobre esta coyuntura se monta un escenario político incierto que paraliza los proyectos de inversión, afectando así también el nivel de empleo y creación de puestos de trabajo”.
“En síntesis, esperamos que la actividad económica acelere el deterioro de cara al segundo semestre del año, promediando una caída del 3,4% anual a diciembre”, resaltaron.
Sobre el impacto que pueda tener la devaluación en la actividad, desde Equilibra analizaron: “Tras la devaluación pos-Paso 2019, el nivel de actividad retrocedió casi 4% en términos desestacionalizados entre julio y fines de ese año. Si ocurre algo similar, el PBI caerá en promedio 3,0% en 2023 (pre-PASO esperábamos contracción anual del 2,5%)”.
“El segundo trimestre del año cerró con una caída anual del 4,4%. Tendencia que esperamos que se profundice en el tercer y cuarto trimestre del año, con bajas en el PBI que llegarían hasta el 5% anual. Estaríamos hablando de la peor contracción desde 2009 (excluyendo el 2020)”, explicó a Ámbito Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
“Los motores del crecimiento están apagados; la producción golpeada por la escasez de insumos, los problemas de competitividad y la falta de financiamiento. El consumo se ha viso resentido por la caída en el poder adquisitivo; la inversión está estancada por el cepo cambiario y la elevada incertidumbre; mientras que en el frente externo la sequía ha generado un shock negativo para la actividad”, agregó el economista.
Y concluyó: “Por su lado, el PBI per cápita caería en el rango 6-7%, reflejando el empobrecimiento general y la crisis que atraviesa la economía. Lo positivo es que, si el próximo Gobierno avanza rápidamente en reformas que liberen las fuerzas productivas argentinas, entonces el país podría entrar en una fase de recuperación fuerte en el segundo semestre de 2024”.
