“El Cocherito” es una zamba que nos habla de la calle Caseros, de picanterías y cabarets, en fin, de una Salta del ayer, en la que estaba presente un personaje urbano imprescindible en otras épocas, el cochero que, con su coche a caballo, recorría palmo a palmo, las calles de la ciudad, de noche o de día, bajo el sol, o la lluvia, para transportar a sus habitantes.
“Oiga cocherito, por cuanto me va a llevar
A la calle Caseros, frente al pancero, me va a dejar.”
Dice el pasajero al cochero, que pide ser llevado a la Calle Caseros y Laprida precisamente, que entonces eran los suburbios de nuestra Ciudad. Allí estaba ubicado el pancero, que no vendía pan, conviene decir, sino panza, picante de panza, el pancero era una picantería, como lo fue en sus orígenes el boliche Balderrama.
En otra estrofa menciona la canción a lo de “José Julián” un cabaret de la época, donde se bailaba y se cantaba también.
Las primeras grabaciones y las versiones más recientes
La primera grabación de la que tenemos noticia de esta zamba pertenece a Los Chalchaleros. La grabaron en el 53 para el sello RCA Víctor. De la misma época es la versión instrumental de Eduardo Falú, editada por el sello TK.
Los Chalchaleros fueron los encargados de hacer popular “El Cocherito” en todo el país. La grabaron en cuatro oportunidades: En el 53, en el 59, en el disco “El arriero va”, en el 72, en el disco “Quiero nombrar a mi pago”, acompañados por el bandoneón de Dino Saluzzi. El último registro es de 1998 y se encuentra en la colección de cinco cd, “Una Leyenda: 50 años.”
El Cocherito, fue también durante muchos años la cortina del programa “Cochereando en el recuerdo, que conducía en Radio Salta, Cesar Fermín Perdiguero.
Existen otras versiones posteriores a la de Los Chlachaleros y Eduardo Falú, como la versión instrumental del Payo Solá, la versión instrumental de Ariel Ramírez grabada bajo el título de “Cuequita del Cocherito” en 1996 junto al conjunto de percusión Ritmus.
Una versión particular
Existe también una versión cantada, con una letra distinta a la que conocemos. En esta versión no está presente la calle Caseros, ni la Laprida, ni el pancero y no se menciona a José Julián.
La interpreta Tutú Campos, el legendario fundador de Los Cantores del Alba, y pertenece al disco “Canta Tomas Campos” de 1960, año en el que inició una carrera solista que mantuvo por poco tiempo, porque a los pocos años Tutú regresó a los Cantores del Alba.
El Tata Farías Gómez, decía que las zambas propiamente dichas se pueden distinguir en antiquísimas y más recientes. Las primeras se distinguen de las segundas en que no tienen estribillo.
Zambas antiquísimas son, según esta clasificación del Tata Farias Gómez, la “Zamba de Vargas”, la “Caspi Cuchara”, “Blanco y Azul”, “La Gorostiaguita”, “La López Pereyra”, y nuestra zamba, “El Cocherito.”
Entre las más recientes, están “La 7 de abril”, “Criollita Santiagueña” y casi todas las creadas últimamente, como la “Zamba del Grillo”, “Nostalgias Santiagueñas”, etc., nos dice el Tata Farías Gómez.
El Cocherito es una zamba antiquísima de autor anónimo. Que fue rescatada del olvido por una salteña destacadísima, y sin embargo prácticamente desconocida, injustamente desconocida. Me refiero a María Clotilde Bertolozzi de Oyuela.
Siguiendo a Lucía Solís Tolosa y Gregorio Caro Figueroa, sabemos que María Coltilde nació en Salta el 23 de junio de 1884. Su padre, Domingo Bertolozzi fue un inmigrante italiano, albañil y labrador. Su madre fue Eudosia Curado. Egresó de la Escuela Normal de Salta en 1902 o 1903.
En 1904 Bertolozzi ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA una época en la que el ingreso de una mujer a la universidad era todo una rareza.
En 1910, cuando tenía 25 años, fue una de las tres únicas mujeres que participó en un congreso internacional en el que participaron Ambrosetti, Paul Groussac, el perito Moreno, Miguel Lillo, entre otros ilustres científicos.
En ese congreso expuso su trabajo sobre la “Diferencia ética y social entre provincianos y porteños” hoy desparecido, lamentablemente. María fue la primera salteña en recibir un doctorado, en 1912.
Nos dice Caro Figueroa que Bertolozzi es merecedora de reconocimiento, no solo por su labor académica, sino también por la calidad de sus narraciones. Ella a los 17 años escribió una serie de narraciones que luego publicó en el libro “La flecha del Inca y otros sabores de mi tierra”, que se editó en 1924.
En ese libro, nos dice Arturo Botelli, aparecen no solamente las primeras crónicas de la Salta de Antes; si no también las partituras de obras salteñas, canciones y danzas populares, como “Juan Chaqueña” (la guanchaqueña), “Ese lunar que tienes”, “Carnaval”, “Mi Padre, “En el barrio de arriba”, “Canción Quechua”, “Yo soy una flor” y “Oiga Cochertito”
“El Cocherito” es una de las zambas más antiguas de Salta. Quizá nunca conozcamos a su autor, pero sí a quien la rescató del olvido y permitió que aún hoy la cantemos y que a través de sus estrofas vivenciemos todavía hoy, hermosas pinceladas de una Salta que ya fue.
A ella, a esa salteña, María Bertolozzi de Oyuela, Salta le debe todavía un justo reconocimiento.
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