Desde hace casi dos décadas el Partido Obrero, una moderna expresión del trotskismo, es protagonista de la vida política de Salta. Es una rareza y el mayor éxito de la izquierda en Argentina y el diputado Claudio del Pla su dirigente más conocido.
Por Eduardo Huaity González
Comenzó su militancia política en los sesenta, década cargada de utopías, razonamientos inescrutables y violencia sin par. Claudio del Pla tenía 14 años cuando comenzó su carrera política.
Siempre fue parte de la denominada izquierda y navegó, no sin innumerables y reales peligros, por los años del terrorismo de estado del peronismo y de la dictadura militar. También fue uno de los principales artífices del resurgimiento de una izquierda dura en una de las provincias más conservadoras del país. “El lugar que ocupamos como Partido Obrero tiene que ver con que dimos una batalla muy dura, contra un régimen oligárquico, autoritario, de concentración de la riqueza durante muchos años, desde antes del 2001. Y ese régimen, en general con el justicialismo a la cabeza, fue cooptando a toda la oposición tradicional de la provincia. Es decir, los partidos históricos de la provincia terminaron subordinados al clan Romero; terminaron siendo sus ministros”.
Fueron años intensos… En especial la crisis del 2001, pero ya veníamos con toda la experiencia de la década de los 90, que permitió crear un cuadro político muy excepcional en la provincia de Salta, en donde el Partido Obrero aparecía como prácticamente la única oposición de casi todas las grandes causas populares, no sólo económicas sino también democráticas, es decir, los atropellos de la policía, la concentración del poder, la corruptela.
Y eso llevó a que ocupáramos un lugar único y fuéramos un canal de protesta, y en el 2001, en medio de la crisis ocupe mi primara banca legislativa. Es decir, el Partido Obrero ingresa al parlamento el 10 de diciembre del 2001. Todo un símbolo del proceso político.
Muchas veces es fácil llegar, pero es mucho más difícil mantenerse, pero ustedes desde el 2001 al 2019, siguen teniendo presencia legislativa en el concejo, con picos y bajadas, pero siguen estando…
Esto de Salta fue excepcional a nivel nacional, pero de alguna manera, en relación al proceso político, es parte de una tendencia.
Si vos observas la crisis de hoy, el viejo sistema de partidos ha tenido un colapso completo. Es decir, una cosa que caracteriza la crisis actual, es que hay una crisis del régimen político y esto no comenzó ahora.
Acordate que el Partido Justicialista fue con tres candidatos presidenciales en el 2003; el radicalismo con la experiencia de alianzas quedó muy golpeado y ahora aparece como soporte de un gobierno de derecha que supuestamente estaría en contra de sus principios históricos que le dieron al radicalismo el carácter de partido popular.
El centro izquierda en general también se ha disuelto como el grupo político de Chacho Álvarez, que en algún momento tuvo un protagonismo de alguna importancia, han perdido terreno y la experiencia del país y de la provincia, conducen a la polarización política.
Por lo que decís, todos los partidos políticos fracasaron…
Sí. Hay un viejo sistema de partidos políticos que representan a una clase capitalista que es parasitaria, que no ha podido desarrollar la tarea propia del desarrollo nacional, de la liberación del país, de terminar con la dependencia, de garantizar el régimen de libertades públicas.
Es un grupo completamente sometida, socia menor de los negocios del capital extranjero, y que no han podido desarrollar 36 las grandes tareas necesarias para que un país que sea independiente, para que pueda resolver el problema de atraso, de la miseria social, de la industrialización. ¿
Y el Kirchnerismo?
El kirchenerismo ha fracasado rotundamente en esta línea, después de 12 años en el poder con recursos fiscales totalmente excepcionales, no han transformado nada, ante esto, ¿quién va a liderar una transformación de este país? Y en ese lugar se ubica la política del Partido Obrero de la izquierda, en el sentido de que hace falta un liderazgo de la clase trabajadora para que grandes e históricos problemas pendientes de nuestro país puedan resolverse.
Fíjate hoy, prácticamente no hay ninguna corriente política que no sea tributaria del Fondo Monetario Internacional. Desde Cristina Kirchner, Kicillof, hasta Urtubey que se reunió con el Fondo Monetario, conciben que cualquier salida es aceptando el lastre de una deuda completamente usuraria.
El 10 de diciembre del 2001 fue la culminación, pero tu militancia política comenzó décadas antes. ¿Cuándo comenzaste a militar?
Como a los 14 años. Era muy chiquito a principios de los 70, en un periodo en donde estábamos construyendo los centros de estudiantes y éramos, nosotros y la generación de mis hermanos un poquito mayores, la generación del Cordobazo.
Es decir, un gran proceso de rebelión que terminó con la dictadura gracias a la lucha de trabajadores y estudiantes, y que provocó un despertar muy importante en las grandes organizaciones juveniles; socialistas, de la izquierda. Incluso este planteamiento transformador, penetró en los partidos tradicionales. Es decir, la juventud de los partidos tradicionales también estaba notoriamente a la izquierda por aquel periodo.
¿Siempre fuiste troskista?
De entrada fui socialista, y socialista de la línea de la reivindicación de Trotski y de la vigencia de la Revolución de Octubre, en contra de toda la prostitución que significó el comunismo al apropiarse de la URSS que generó una cosa completamente distinta al socialismo.
Este es un problema de alcance histórico que no se ha cerrado aún. Cayó el muro y afectó al Partido Comunista, pero el trokismo sigue presente en varios países…
Tiene una lógica, porque nosotros hemos batallado décadas contra toda esa burocracia. Somos la corriente que ha sido perseguida y asesinada por la burocracia, lo ha dicho el propio Trotski, y por lo tanto, digamos, los que eran tributarios de la política de esa burocracia y del Partido Comunista, han terminado siendo corrientes subordinadas a los partidos capitalistas.
De alguna manera, si vos tomas la historia del Partido Comunista argentino, dejó buena parte de sus órganos detrás de la alianza y terminó de donar lo que quedaba en el kirchnerismo, como una izquierda que no quiere jugar un papel autónomo.
Me acordaba de un viejo chiste de los 70 que decía que cada vez que llovía en Moscú los comunistas argentinos abrían el paraguas en Buenos Aires pero ustedes siempre actuaron con independencia, más regionales…
Los socialistas del Partido Obrero somos internacionalistas, es decir, lo contrario. Pero, eso no nos lleva a perder de vista la batalla que tenemos cada uno en el lugar en el que estamos. Al lugar de trabajo, en la provincia, son batallas decisivas, entendiendo que la lucha contra el capitalismo es una lucha de alcance internacional.
Hoy mismo lo podemos ver con lo ocurre con la descomposición económica a nivel internacional y como esto condiciona la vida de todos los pueblos y solamente con una política y con la batalla que das en tu país, en tu comarca, pero como parte de una lucha más general y de unidad de la clase trabajadora tenemos chance.
De acuerdo, pero yo me refería, por ejemplo que durante Dictadura militar, el Partido Comunista Argentino tomó posición por la Dictadura y ustedes no. Cuando fue el bloqueo, ustedes sí y ellos no. A ese tipo de independencia me refiero…
Es lógico, por supuesto. El hecho de que el Partido Comunista argentino era una agencia de la burocracia soviética, lo llevó a apoyar Videla por ejemplo, y militantes valiosos del Partido Comunista murieron bajo la dictadura, porque su dirección estaba nada más y nada menos con la Dictadura, porque la dictadura tenía negocios con Rusia.
Y nosotros hemos combatido durante toda la dictadura, el Partido Obrero no dejó de funcionar jamás, en ningún momento. Sólo que durante la dictadura lo hicimos con una estructura clandestina, en donde por 37 ejemplo, nuestro periódico, Prensa Obrera, que estaba prohibido, circulaba con mecanismos clandestinos y nunca dejó de circular durante toda la dictadura militar, a veces como semanario, pero seguía rigurosamente. Y por eso fuimos una corriente que pudo atravesar toda la dictadura y contribuir en la lucha de las familias de desaparecidos, en grandes batallas que se dieron durante la época. En cambio, el Partido Comunista arrancó con la colaboración política con la dictadura.
Cuando se dice por ejemplo, “Nosotros los socialistas trotskistas” ¿Qué es ser trotskista? Porque cuando uno dice socialismo, entra desde Felipe González, hasta Fidel Castro…
Hay una corriente del socialismo que se adaptó y terminó constituyéndose lo que se llama la Social Democracia, que es el socialismo convertido a capitalismo. Es decir, son partidos del régimen, que conciben en el mejor de los casos una política de reformas limitadas.
Pero los socialistas del Partido Obrero, internacionalistas de la cuarta internacional que fundó Trotsky, planteamos al contrario, una necesidad de una transformación social profunda. Es decir, una reorganización social que ponga a los trabajadores en la gestión del poder de la economía, que es lo único que entendemos nos va a poder sacar de todo este esquema parasitario que plantea el capitalismo de hoy, donde los capitales sobran, pero no se invierten en funciones productivas, pura usura.
¿Qué crece en la Argentina de hoy? Usura. Los vencimientos de la deuda de la usura. Macri los ha hecho crecer enormemente, triplican en su crecimiento al crecimiento de los planes sociales. Crecieron en un 75% el crecimiento de los intereses de deuda, y el 26% los planes sociales. Para dignificar a lo que recién charlábamos, sobre el peso, el gran peso es el sostenimiento de un capitalismo completamente parasitario, que vive del esquema usurario y destruye las fuerzas productivas.
Planteas un panorama desolador…
Hoy en día en la Argentina de Macri, sólo funciona el 52% de máquinas que están instaladas, es un país que querría producir y tiene las condiciones y la inversión del pasado y una masa de desocupados calificados para trabajar y sin embargo, no lo pueden hacen andar.
Los que vienen a la Argentina, vienen a lucrar con una tasa de interés del 60%, que después las hacen en dólares con un beneficio que no se consigue en ningún lugar de la tierra. Eso no tiene arreglo, si lo ves sin el cuadro de una transformación social. Por ejemplo en Argentina nacionalizando la banca, evitado la fuga de capitales, haciendo que el ahorro internacional se pueda aplicar en la transformación productiva del país, en el desarrollo…
Todo eso indicaría necesariamente colocar algunas leyes de la izquierda que van en contra de las libertades individuales. La más común de todas, ¿Por qué vas a determinar qué hacer con mi dinero? Si quiero comprar dólares, si quiero sacar la plata del país y nadie me puede detener…
Lo que ocurre es lo siguiente. En esta sociedad, en el capitalismo, las libertades individuales de la enorme mayoría de la población existen sólo en los papeles. Incluso para las clases medias y demás. Tuvimos el corralito del 2001. ¿Quién defiende la propiedad privada? ¿El capitalismo defiende la propiedad privada? No, defiende la propiedad de cuatro, de los especuladores; de los bancos de y de los grandes capitalistas.
Después sistemáticamente se dedica a hacer que en las crisis se confisquen las propiedades privadas de la clase media, del trabajador. Entonces es falso que el capitalismo es un sistema de garantía de derecho para la mayoría, incluso en este aspecto de la propiedad privada, al contrario.
Un gobierno de trabajadores colocaría la posibilidad de que los derechos de las grandes mayorías puedan ser eficaces y no tendría por qué liquidar las libertades públicas ni la libertad de expresión, ni la libertad de organización. Nosotros defendemos un gobierno en donde haya libertad de organización política de los trabajadores, sindical, donde haya gestión obrera democrática en los lugares de trabajo. Por lo tanto, en término de las libertades públicas, lo nuestro es muy superior. Hoy en día, los lugares de trabajo son la dictadura del patrón y son, en general, todas las grandes empresas, el reino de la arbitrariedad y la explotación. No creo que sea el modelo de libertad.
Cuando empezaste a militar a los 14 años no frenaste nunca. ¿Qué te quitó y que te dio esta vida?
Esta vida primero me ha hecho conocer desde este lugar de militancia todo lo que es la realidad social, las causas populares. La lucha militante de un socialista como yo y como cualquiera de mis compañeros, es una lucha muy integral; te obliga a formarte en un plano que no es el plano de la formación académica, si no de crítica sobre las realidades sociales y la realidad que te ha tocado vivir para poder mejor proponer una transformación.
Por eso el Partido Obrero tiene muchos cuadros y nuestros compañeros cuando van a un cargo legislativo en general se destacan, en un cuadro donde además lo que normalmente domina es la chatura y los cuadros históricos, la clase capitalista y el retroceso.
A veces algunas sesiones dan vergüenza con ciertas intervenciones en la Cámara. Es una elección que también me ha planteado muchos sacrificios, sin duda alguna, pero hechos de manera consciente que por lo tanto, son parte de aquellas cosas que uno elige ser.
No creo que haya en realidad elecciones en la que no se implique dejar de lado algunas aspiraciones y optar por otras, a la vez que se va afirmando una escala de valores. A ver, yo tengo la edad que tengo y no conozco más allá de algún país limítrofe y tengo la vida material de siempre, la de un laburante.
Cuando empieza el Siglo XXI se empiezan a reformar muchísimas cosas, cambian las líneas de pensamiento, las estructuras laborales, las relaciones laborales, internet, etc. Las ideologías de lucha como el trotskismo, el socialismo y los radicales son del Siglo XIX ¿No es necesario ese repensar nuevamente la política?
Las ideologías son una representación de las bases materiales de la sociedad. Son una construcción puramente de ideal. Por lo tanto tienden a expresar los intereses que están colocados en una organización social determinada y la causa del socialismo en un capitalismo que está en su etapa de descomposición, es mostrar y combatir donde muestra lo peor de si a la humanidad; las guerras, las guerras comerciales, las guerras militares, las masacres, la destrucción de fuerzas productivas.
Ahora bien, como se explica que en un mundo de 7500 millones de habitantes tenga 1.500 millones que tienen hambre ¿Cómo el capitalista no puede resolver el problema del hambre? Si tiene internet y toda la tecnología. ¿El problema no sería el ser humano en sí? Porque tiene todas las herramientas.
Vos a los 14 años empezaste tu militancia y tomaste una herramienta, hay otras personas que empezaron antes y tomaron conciencia y trataron de cambiar, pero también hay personas y sistemas que no cambian, ni quieren cambiar nada y eso también se nota en la Legislatura, que es parte fundamental de la Republica…
Bueno, hay de las dos. Algunas leyes de la Legislatura embroman al pueblo. Claramente he votado contra. El último presupuesto de la provincia que implica el avance para aplicar el ajuste, tarifazos, 100% de aumento del ómnibus.
La ley que aprobó el Pacto Fiscal, que firmaron los gobernadores con Macri, que es una ley colonial, es decir, es el sometimiento de la economía nacional a los usureros y la Legislatura funciona como una caja de registro, como una escribanía de leyes que promueve el Fondo Monetario Internacional. Esas leyes hacen mucho daño.
Después hay otras, es cierto lo que vos decís que eran letra muerta. Se votan derechos que están en los papeles pero no están en la realidad. Nosotros como legisladores socialistas, del partido obrero, claramente vamos al parlamento a plantear que la lucha por la conquista del derecho del Parlamento es apenas una conquista después la gente gana en una relación de fuerzas en la calle.
Te doy un ejemplo, hemos hecho aprobar una ley para que haya un botánico y está la ley promulgada aquí en la ciudad de Salta, en el predio de la escuela de la Agrotécnica, lo han apoyado los científicos de la UNSa, peleamos y conquistamos la ley. Ahora viene la parte donde de verdad hay que hacer que se haga, que pongan el dinero, que no se desvíen por presiones sobre el uso de ese suelo para algún negociado inmobiliario.
Las conquistas efectivas del pueblo siempre son una relación de fuerza, entonces el Partido Obrero no es un instrumento para intervenir en las elecciones, ni siquiera tampoco la finalidad última nuestra es tener un lugar en el parlamento.
¿Y entonces para que se presentan a elecciones?
Porque son lugares desde los cuales tratamos de contribuir en el avance de reivindicaciones pero también como una gran tribuna para mostrarle a la sociedad que hace falta una transformación social de fondo. Nuestras bancadas solitas no van a transformar esa realidad, pero si son un factor importante para mostrar que puede haber y recorrer una experiencia con la población. Eso es muy importante.
Hay un supuesto proceso de “derechización”, no solamente en Latinoamérica, sino en toda Europa, pero para muchos, y me incluyo, se trata sólo cambios cíclicos. ¿Lo ves así como una cuestión cíclica, o pensas que hay un proceso lineal determinado y final?
Que en algunos lugares progresen tipos como Bolsonaro, tiene que ver primero, con el hundimiento de los viejos partidos políticos y en segundo lugar, con el fracaso de los partidos políticos llamados populares que se presentan como transformadores pero que no transforman nada.
Ese es el fracaso del kirchnerismo en Argentina, del PT en Brasil. Por ejemplo, si vos vas a Brasil, ya no hay más convenio colectivo de trabajo, la gente se jubila a los 70 años, y esto es lo que te puedo ofrecer el país. Caída del salario, ajuste antipopulares y todo lo demás.
Esa es la política que llevan adelante los partidos tradicionales, incluso la llamada izquierda que provoca una enorme desmoralización y si no madura una izquierda que realmente sea transformadora, entonces puede hacer un fenómeno circunstancial de alguien que venda el humo de que con salidas autoritarias, persiguiendo homosexuales o planteándole a la gente que la crisis de la sociedad no es la del capitalismo, sino es la crisis de la familia o cosas por el estilo, o una ideología de género.
Puede crear circunstancialmente un espejismo y ganar una elección, pero nada más. Otra cosa es que la gente se haga de derecha y eso no es así. Está empezando a armarse una importante reacción obrera contra el gobierno de Bolsonaro. No va a haber fascismo en Brasil si Bolsonaro no moviliza la clase media como lo hizo Hitler, quiere hacerlo y es un peligro enorme, pero va a pasar por una prueba muy importante que con otro molde, es la misma prueba por la que tiene que pasar Macri en Argentina, con los gobiernos tienen que aplicar este ajuste.
Entre la palabra y la realidad, alguien dice “tengo esta intención de armar un gobierno autoritario”, pero después tiene que convencer al pueblo que sea su derecha.
Hay una frase que dice que los políticos y los boxeadores tienen el mal hábito de no retirarse a tiempo ¿Es verdad?
Yo no tengo idea, porque como no considero que mi lucha sea una lucha que esté vinculada a lo institucional, a pesar de que paradójicamente tuve muchos cargos en el parlamento. Como nuestro propósito no es ocupar esos cargos, ni una carrera en ese lugar, si no efectivamente contribuir a que haya una transformación social, no se resuelve en esos términos.
Nuestra organización tiene muchos jóvenes que se forman, nuevas generaciones. Hace dos años se los criticaba porque ustedes no querían unirse con el resto de la izquierda y resulta que ahora el tiempo le está dando la razón de que era una pésima idea.
Teniendo en cuenta estos vaivenes, ¿cómo ves el futuro de la izquierda en la República Argentina?
Depende de lo que haga la izquierda. La izquierda que fue como furgón de cola de los partidos tradicionales, está probablemente en la disolución definitiva. Es la izquierda que dice que hay que hacer el frente único con los gobernadores del PJ, del kirchnerismo; con los mismos que aplican el ajuste en la provincia.
Hacer el frente con ellos en nombre de que se tiene que ir Macri. Esa izquierda no tiene futuro, te puedo asegurar: va a terminar disuelta como terminó el Partido Comunista. La izquierda que tiene futuro, es la que se planta y que dice que hay que construir una alternativa de la clase trabajadora lo demás está superado en términos históricos. “El justicialismo es un cadáver insepulto” decía un compañero nuestro, porque no tiene posibilidades de ofrecer una transformación y tiene que ser superado positivamente por otras experiencias y por otra formación.