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Los fantasmas de la UNSa siguen asustando

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Desde hace décadas cientos de testimonios aseguran que se escuchan gritos desgarradores, lamentos y el paso de fantasmas por los pasillos de los Universidad Nacional de Salta. El Instituto de Educación Media, IEM, es una de las zonas de mayor actividad paranormal.

Los fantasmas de la UNSa siguen asustando - Revista Salvador

La UNSa se encuentra emplazada en los terrenos de lo antes fue la inmensa y antigua Finca Campo Castañares, establecimiento que tuvo una significativa importancia en la Batalla de Salta y escenario de violentos y sangrientos combates. Muchos aseguran que los lamentos que aún se escuchan, no solo en la universidad, sino también en los barrios de la cercanía, son las “almas en pena” de los que murieron en esos combates.

Durante el día los pasillos de la UNSa vibran con la vida de los estudiantes, pero cuando cae la noche, el escenario cambia. Los guardias de seguridad comienzan a cerrar las puertas del campus universitario alrededor de las 22, y salir cuanto antes del lugar es un imperativo, ya que son justamente los imprudentes los más propensos a ser sorprendidos por el “panteón” de espantos que recorren libremente los edificios de la casa de altos estudios.

La zona con más presencias espectrales, para quien conoce el predio, es la que domina el aula 20, desde la planta baja hasta donde funcionan los estudios de la radio de la Unsa. Desde cae el sol, la presencia de fantasmas es tal, que hasta los guardias evitan el lugar.

Son varios los relatos de aquellos alumnos que se quedaron “estudiando” pasadas las 10 de la noche y que fueron sorprendidos por los inconfundibles ruidos de cadenas al galope, gritos de mujeres que desgarran la noche y hasta brisas que repentinamente hacen erizar los bellos de la piel, es por eso que las luces del sector permanecen encendidas durante toda la noche.

Otro lugar en donde hay que tener cuidado por la noche es en la parte vieja de los laboratorios de la Facultad de Ciencias de la Salud. Allí, son comunes los relatos de estudiantes y docentes que quedaron encerrados por puertas que se cierran sola y no se pueden abrir, ser perseguido por “pasos” en los pasillos o que se muevan sillas y mesas.

Al fondo del predio, antes de llegar a las canchas de fútbol, que se ven desde el barrio Castañares, hay un camino de tierra gracias al cual avezados futbolistas pueden llegar a practicar tan noble deporte en auto sin llegar a sospechar la trágica historia que circula entre los murmullos de los guardias de seguridad.

Ellos sostienen la leyenda de una supuesta mujer que se ahorcó en el lugar, vaya a saber en qué tiempos, y que de noche sale a vagar con su alma en pena a cuestas.

Por eso, a aquellos adoradores del tercer tiempo que se quedan a divagar sobre los posibles del fútbol y que los sorprende la noche, puede ser que en esa callecita de ripio les aparezca el alma inquieta de esa mujer.

En el vértice nordeste del predio está el colegio secundario que depende de la universidad. Si tiene que pasar de noche por la calle de tierra que colinda con la cancha del Club Comercio, haga un rodeo.

Por las noches es frecuente ver espectros deambulando por los pasillos del edificio, escuchar feroces ladridos de perros endemoniados arrastrando cadenas o gritos agudos que parten la tranquilidad de la noche.

El personal de seguridad de la Unsa dice, muy entre lo bajo, que no es nada agradable hacer la recorrida obligatoria por esas instalaciones. Con una sonrisa fría, haciendo la seña del uno de espada, aseveran: “El IEM es terrible”.

Por eso, cuando el día se convierte en noche, y los guardias comienzan a desalojar el predio la Unsa, no se quede, no se distraiga y salga. Aunque es también bueno reconocer que a las personas buenas nada malo le puede suceder.

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Director

Eduardo Huaity González

Salvador® es una publicación de
Editorial ABC S.R.L.
Gral Güemes 1717
Salta, Argentina