Casi cinco años de trabajo le llevó a la periodista y abogada salteña Natalia Aguiar, la investigación, sobre a quién ella define como “el hombre más poderoso de la Argentina”, Ricardo Lorenzetti, actual ministro de la Corte Suprema de Justicia, y que se plasmaría en el libro “El Señor de la Corte. La historia de Ricardo Lorenzetti”, que fue censurado por expreso pedido del juez.
Natalia, el libro contiene denuncias que ya en su momento había hecho Elisa Carrio…
Sí, porque Carrio empezó haciendo varias de las denuncias, sobre todo la más importante que la hizo Paula Oliveto Lago, que es la mano derecha de Carrio en todo lo que es investigaciones. Ella fue la que denuncio todo el armado de la estructura financiera que hizo Lorenzetti en su momento, con el aval de Néstor Kirchner, desde 2004, cuando fue elegido ministro de la Corte.
¿Por qué remarcas el hecho que Néstor Kirchner lo avaló?
Lorenzetti fue designado por Néstor Kirchner con la idea de armar toda esta estructura llamada “Comité de Inversiones”, con apariencia de legalidad para, supuestamente, evadir fondos públicos, que si bien ahora dejo de funcionar y se está desmantelando, sigue al mando de quien era en ese momento el contador de la Corte, que sigue siendo Daniel Marchi, mano derecha de Lorenzetti. Para la mayoría de los consultados para el libro, es “el sexto ministro” por el poder que tiene. Yo tomo esas denuncias (de Carrio) y empiezo a investigar.
¿De qué habla el libro?
El libro habla de una serie de irregularidades, pero una de las más importantes es esa, como armó una estructura jurídica para manejar todo el presupuesto del Poder Judicial de la Nación, de norte a sur del país, en la justicia nacional y federal y tener así en un puño a todos los jueces porque de él dependían todos los contratos y las designaciones, desde la ordenanza al secretario letrado.
Lo describís como el hombre más poderoso y más temido, pero no fue así cuando ingresa, su perfil era diferente…
Creo que Néstor Kirchner lo eligió además lo estudio, lo investigó principalmente a través de Carlos Zanini. En el libro hablo que Lorenzetti es el arquitecto de su propio destino porque él le lleva el currículum a todas las personas que eran cercanas a Cristina Kirchner para que lo conozcan y, entre esos, a Nicolás Fernández, que era el compañero de bancada de Cristina en su momento cuando era senadora. Cuando Néstor (Kirchner) lo conoce, a través de un amigo de Rafaela, que era juez del Tribunal Superior de Santa Cruz, Enrique Osvaldo Peretti , entonces dice que le puede servir este hombre porque ya le habían dicho que era un hombre con ambiciones, sin códigos, dispuesto a todo. De hecho, le dicen ‘El Mono’ porque es un hombre que puede desafiar todos los límites que tengan que ver con la ética, la moral, la legislación y lo ‘admirable’ es como fue sacándole facultades al Consejo de la Magistratura, en contra de lo que dice la Constitución.
¿Que buscaban con todo esto?
Lo que ellos querían hacer era ‘caja’, hacer dinero.
Hay una cifra que vos mencionás en el libro…
Sí, catorce mil millones de dólares que no se sabría dónde están. Eso lo dice también Juan Carlos Cubría, que fue administrador del Consejo de la Magistratura y uno de los que denuncia que esa plata o estaría en paraísos o estaría en cuentas bancarias. No se sabe si esa es la cifra definitiva, podría llegar a ser incluso mayor. Si bien Lorenzetti, cuando fue desplazado por sus propios colegas y asumió Carlos Rosenkrantz, hizo una especie de detalle de la cantidad de dinero que había, hay gente que descree que ese dinero sea tal y que habría más, sino no se entiende como se enriqueció con un sueldo de ministro de la Corte.
Hay un episodio que contás en el libro, cuando se produce ese gran apagón informático cuando estaba a punto de producirse el sorteo de la causa Nisman, que pasaba al fuero federal…
Terrible. Entre todas las irregularidades que lideró Ricardo Lorenzetti, estuvo la licitación del software del Poder Judicial. Se hizo una licitación direccionada, para que ganara una empresa española, una UTE que se llama ATOS Base 100 y esa empresa desde el primer momento estaba decidida a quedarse con todo y, evidentemente, había una complicidad con Lorenzetti y con todos los operadores que trabajaban en el Consejo de la Magistratura para hacer esta licitación, que le costó más de 20 millones de dólares al Poder Judicial Argentino, pero que hasta el día de hoy no funciona y lo demostró en una de las causas emblemáticas para Argentina, además de la causa AMIA, que es la causa que llevaba el fiscal Alberto Nisman, que cuando estaban por hacer el sorteo, eclosionó el sistema y quedaron todos paralizados. Quedó demostrado que las causas sensibles al poder podían direccionarse también a través del sistema informático, que ese sistema se podía alterar.
Vos venías sufriendo hostigamiento por parte de operadores de Lorenzetti. ¿Qué sucedió a partir del lanzamiento del libro?
El hostigamiento de Lorenzetti hacia mi persona empezó mucho antes, creo yo, en 2012, cuando hacía la cobertura de la Ley de Medios para la editorial Perfil. Cuando yo estaba trabajando y haciendo pasillos de Tribunales, de políticos, etc., no veían con buenos ojos lo que contábamos en Perfil y lo que realmente estaba pasando con la Ley de Medios. Ahí empecé a tener presiones y hostigamientos y a perder trabajos en nombre de Ricardo Lorenzetti y también cuando empecé a publicar notas sobre irregularidades en las obras públicas del Poder Judicial a lo largo y ancho del país, porque no es solamente Buenos Aires, es Rafaela, el Sur, era Salta, juzgados de Salta, Orán y Tartagal que, supuestamente se habían pagado, se habían edificado y eran total mentira, o sea se pagaban obras que nunca se hicieron.
¿En qué consistía el hostigamiento, la persecución?
Eso me lo cuentan los editores que eran mis jefes: llamaban por teléfono directamente a (Jorge) Fontevecchia, que era en ese momento director del diario y le decían: “a ver si bajamos un poco, si la frizan a esta chica, que es indomable”.
Además tenías fuentes anónimas que te brindaban información sólida…
Documentación, además. Yo tengo que agradecerle a mis fuentes que me respaldaron. Yo empecé a contar lo que pasaba entre los ministros, cómo se manejaban, algunas alteraciones en el proceso que había hecho Lorenzetti para el manejo de la Ley de Medios, esa audiencia pública, innecesaria para muchos, donde se benefició siempre al gobierno de Cristina Kirchner y no al Grupo Clarín. Les puso mordaza legal a sus propios ministros, al Dr. Carlos Fayt, la Dra. Carmen María Argibay, a Juan Carlos Maqueda, les prohibió que se comentaran entre ellos cómo venía el voto en ese momento.
¿En qué consistían las presiones a los magistrados?
Él quería saber cómo iba a votar cada uno para tener posibilidad de operar ante el Gobierno y de operar ante Clarín.
El hostigamiento y la persecución no se limitó solamente a tu persona y a lo laboral, sino que se extendió y llegó a tu entorno…
Sí, tengo un amigo que vive en el exterior, que es periodista, también lo hostigaron a él, a otra amiga del exterior, a mi familia, a otros amigos, a fuentes.
¿De qué manera?
Ingresaron al lugar donde vive la mayoría de mi familia en Salta y a través de llamados telefónicos al domicilio particular de mi familia, preguntando si ese era el domicilio de la periodista Natalia Aguiar, como intimidando, dando a entender que ellos sabían cuáles eran mis movimientos, quiénes eran mi familia.
En octubre de 2018 se produce la retirada de Lorenzetti como presidente de la CSJ. ¿A partir de ahí, ¿qué pasó?
Creo que “lo retiraron”. Él no tenía la decisión de irse. El 11 de septiembre de 2018, su socia, su vicepresidenta durante los 12 años de gestión, que fue Elena Highton de Nolasco cambió su voto. Él no lo podía creer, Fue una especie de traición con perfume de mujer digo yo, porque creo que Highton es la única persona que conoce las estrategias oscuras e ilegales de Lorenzetti y le dio de tomar de la propia medicina.
¿Qué cambió a partir de ahí?
Lo debería analizar un psicólogo, en el sentido de qué siente un hombre que tuvo el poder absoluto. Yo no exagero cuando digo que era el hombre más poderoso de la Argentina, sin embargo, ahora demuestra que lo continúa siendo porque él tenía en sus manos, como presidente de la Corte, la búsqueda de consenso entre los ministros para tomar decisiones, cómo sacar la Ley de Medios en tal momento, cómo sacar la ley de Coparticipación. De hecho, el libro cuenta en el primer capítulo, que antes de que asumiera Mauricio Macri, él saca la Ley de Coparticipación que estuvo doce años durmiendo para generarle este impacto y marcarle el camino al Gobierno de Mauricio Macri, que no había empezado todavía, no le dio respiro y eso generó un ahogo económico tremendo para el Gobierno de Mauricio Macri. Cuando él es desplazado por sus pares, empieza una guerra sin igual en la Corte, que sigue hasta el día de hoy y que va ganando Lorenzetti porque ahora logró tener también la mayoría de los votos. Lo que había sido en su momento liderado por Highton, que tenía los votos de Rosatti y Rosenkrantz, ahora los tiene él, que tiene los votos de Maqueda y de Rosatti. Él está poniéndole obstáculo tras obstáculo a Rosenkrantz y, además, desarmando toda esta estructura ilegal que cuenta el libro y que era totalmente autoritaria y absolutista porque antes la manejaba él, pero ahora al pasar el mando a Rosenkrantz, él está desdibujando todo lo que le llevó doce años armar. Está operando en las sombras, está ganando. Muchos jueces le deben favores, muchos empresarios le deben favores, muchos políticos. Es un hombre que estuvo doce años al frente de la Corte y no va a ser fácil derribarlo. Lo habrán sacado de la presidencia, pero quien hoy tiene el poder en la Corte es Ricardo Lorenzetti, no Rosenkrantz.
Ahora que ya pasó un año y medio desde que salió el libro, vos expresaste en alguna oportunidad que es como que tomaste real dimensión de dónde te habías metido y con quién…
La verdad que yo no sabía. Creo que fui muy inocente en ese sentido. Si hubiera sabido el grado de ilegalidad, de manipulación, de delincuencia al que me iba a enfrentar, no hubiera hecho ese libro.
¿Cómo viviste tu día a día? Porque todo esto habrá repercutido en tu vida social. ¿Cómo te manejabas?
A mí me ayudó mucho el humor, la contención de amigos, familiar sobre todo. Tuve que tener asistencia médica, psicológica y un equipo médico que me ayudara a enfrentar situaciones.
¿Temiste por tu vida en algún momento?
Sí, yo al libro lo escribí porque temía por mi vida. El libro sale a la luz porque yo dije que va a ser mi único resguardo. Si a mí algo me pasa, yo ya digo: ‘fue Ricardo Lorenzetti’. Yo tengo una causa de hostigamiento, sin señalarlo a él porque a mí, en la entrevista que le hice, me dice que me va a hacer juicio, me amenaza, me advierte. Fue la única vez que lo hizo directamente. Siempre me mandó emisorios, terceros: un secretario de la Corte que se llama Miguel Licht, su vocera en ese entonces, María Bourdín, un operador de la ciudad de Rafaela y otros tantos más que me mandó para ofrecerme dinero, trabajo en los medios. Una de las frases que me dijeron fue compararme con Cabezas, me ofrecieron mucho dinero para que el libro no saliera y después vino todo lo demás. Ya había perdido todos los trabajos periodísticos, él se había encargado de que yo no volviera a los grandes medios. El libro fue mi única salida. Hasta el día de hoy el hostigamiento continúa. Daniel Marchi le inició a la editorial una demanda millonaria por daños y perjuicios. Intentó la editorial que yo fuera responsable y en dos instancias judiciales se dijo que no, pero ya hay una condena en contra de la editorial. El proceso judicial se llevó a cabo en tiempo record, condenando a la editorial y para mí sigue siendo censura y una censura indirecta hacia mi persona. Tengo que pedir informes a la editorial ahora sobre cómo está trabajando mi libro porque pueden llegar a coartar mi derecho al trabajo y también el derecho a los ciudadanos a saber lo que pasa y lo que dice ese libro. Lo que dice ese libro es lo que está pasando ahora.
¿Qué está pasando ahora?
Esto de que Lorenzetti está boicoteando al gobierno de Mauricio Macri, que está haciendo y deshaciendo en las sombras.
Hay una referencia que hacés también en cuanto a las corridas cambiarias…
Yo creo, por la información que manejo, que cuando él es desplazado por sus colegas, habrían llegado a un acuerdo con el Gobierno y éste no recurre la resolución que avala que Elena Highton de Nolasco se jubilara y continúa en el cargo, por eso es que el desplazamiento de Lorenzetti se hace en septiembre, antes de llegar a diciembre, que era el momento en que ella debía irse. Así que ya tenemos una jueza que está de manera ilegal en la Corte Suprema. Por otro lado, fue ella la que habría negociado con el Gobierno cambiar el voto y desplazarlo a él de su cargo. Lorenzetti se habría reunido con los líderes del Peronismo como para hacer frente y hacer política partidaria frente al año electoral que tenemos ahora. Lorenzetti se toma atribuciones políticas que exceden sus funciones judiciales.
Vos decís claramente que él tiene aspiraciones políticas…
De hecho lo está demostrando y sí tiene aspiraciones políticas.
Y no las disimula…
No las disimula, pero un juez no puede tener aspiraciones políticas. Entonces, debería dejar de ser juez y lanzarse a la arena política y salir a caminar los barrios, tomar contacto con la pobreza, tomar contacto con el ciudadano que él se encargó de soltarle la mano para facilitarle el servicio de Justicia.
¿Qué sucede hoy con los fallos?
La Corte de Lorenzetti tuvo buenos fallos, por ejemplo respecto a los derechos del consumidor, a los jubilados, fallos teóricos, que fueron fallos emblemáticos, muy buenos, pero hubo fallos políticos oportunistas, como el de la Coparticipación o como este de los jubilados que le genera al Estado argentino una situación de demanda en un año electoral muy fuerte y que va a tener que pagarle a los jubilados este equiparamiento. Lo que está pasando ahora es que se está generando en esta Corte actual una especie de obstáculo permanente, liderado por esta tríada de votos en la que están Lorenzetti, Rosatti y Maqueda en contra del presidente Rosenkrantz y Highton. Se ve claramente que Highton que jugó siempre con el Kirchnerismo, ahora está del lado de Mauricio Macri. Entonces, quien tiene la mayoría de los votos es quien tiene el poder en la Corte. Lorenzetti, que lidera esta mayoría, que además coincide que los tres vienen del Peronismo, en contra de Rosenkrantz, es estar en contra de Mauricio Macri también y de la justicia que aspira tener este Presidente.
¿Qué sentís que cambió a partir de la aparición del libro?
Siento que la gente pudo tomar conciencia de que se le corrió el velo a una persona que no es digna de estar en ese cargo, de lo que estaba pasando en la Justicia, se le corrió el velo a la corrupción judicial, desde la más alta instancia. Si nosotros tenemos jueces corruptos, que es lo que demuestra este libro, los argentinos no vamos a tener nunca justicia. Por supuesto que no todos los jueces son corruptos y no todos los fiscales, estamos hablando de quien fuera el presidente de la CSJ. Un hombre que pudo armar toda una estructura con apariencia de legalidad en la Corte Suprema, también armó una estructura en su vida privada de una cantidad de negocios que sería imposible haber llegado a ello con un sueldo de juez. Él, a través de terceras personas tiene sanatorios, empresas de seguros, tiene financiera, hoteles y que está prohibido por ley porque los jueces sólo pueden dar clases en la facultad, por eso necesitó de terceras personas para hacerlo. Llegó a tener y tiene influencia sobre el sistema informático que influye a su vez en el conteo final de una elección presidencial. Entonces, lo que cuentan los informáticos en el libro es que también podría manipularse resultados en las elecciones porque el sistema no funciona para el conteo de todos los votos.
Este es un año de elecciones, ¿cuál es el movimiento que notás que se está haciendo desde esta posición que hoy ocupa Lorenzetti y desde este juego desde las sombras?
Se ha transformado en el gran monje negro de la política, creo que es un hombre capaz de cualquier cosa, sin límites morales ni éticos. La idea de él sería avalar un próximo presidente peronista y quizá, por qué no, retomar la presidencia de la Corte. Creo que está en juego eso ahora.
Lejos de ser temerario, es maquiavélico, digamos…
Esa es la palabra, él es maquiavélico, siempre está con las dos partes, nunca se va a jugar por una parte y siempre va a sacar partida para él. Ya tiene decisiones en el armado político del Peronismo.
¿Qué tirada tuvo el libro?
Tuvo cuatro ediciones de tres mil y pico de ejemplares cada una, y no descartamos que haya una actualización del libro por todo lo que está pasando y de que pueda haber a través de esa editorial u otra, otro libro también fuerte. La apuesta es seguir con la libertad de expresión y contando lo que la mayoría de los medios no cuentan porque no pueden, porque tienen intereses o porque le deben, como cuenta el libro, Nación, Clarín, Perfil, favores a Lorenzetti de archivar causas para que no avancen causas millonarias de AFIP, el manejo de la pauta publicitaria. Haber investigado a Lorenzetti fue un acto de valentía y de utopía.
¿Hubo funcionarios que intentaron acercarse a vos, que te hicieron alguna propuesta, como para tentarte?
No, ninguno. Me encantaría, la verdad. Me gusta mucho la asistencia social. Siempre viví el periodismo desde la asistencia social, pero también, por otro lado, estoy muy desilusionada de la política. Me veo más armando una fundación para ayudar a Salta, que a mí me interesa tanto.
Y esa firmeza te lleva a querer continuar dentro del periodismo de investigación…
Sí, estoy trabajando en dos proyectos a la vez, uno que es más histórico, por eso me va a llevar más tiempo, y otro que tiene que ver con la actualidad política argentina, siempre vinculado a la corrupción y a la importancia de que se respete desde la política y desde los diversos sectores, los derechos y las garantías de los ciudadanos. Al libro lo censuro Lorenzetti, pero nadie salió a desmentirlo.
Al final del libro está la entrevista que tuviste con él.
Yo consigo la entrevista porque yo ya la había pedido de manera formal. Cuando se dieron cuenta de que el libro salía o salía accedieron a darme la entrevista, me llamo su secretario, fui a verlo. Fue una reunión entre cálida y tensa, muy tensa por momentos. Estuvimos hablando una hora en estricto off the record. Yo vivo tranquila, convencida de que lo que hice está bien. Es difícil porque uno piensa que en cualquier momento le puede pasar algo.