“Argentino del Valle Larrabure: mártir de Dios y de la Patria”, el militar fue capturado por los guerrilleros en el copamiento de la Fábrica Militar de Villa María, Córdoba, el 11 de agosto de 1974. Estuvo secuestrado 372 días. Fue asesinado y hallaron su cuerpo en un descampado de Rosario. El historiador Sebastián Miranda sostiene que es necesaria su beatificación. “Pedía que recen por él y por sus captores. Es un símbolo de reconciliación nacional”, sostiene el escritor
La investigación para la posible beatificación y luego canonización del coronel Argentino del Valle Larrabure, secuestrado y asesinado por el ERP en agosto de 1975, avanza con la recopilación de pruebas para presentar en El Vaticano. En ese sentido, el historiador Sebastián Miranda fue el encargado de hacer los estudios sobre la vida del militar que fue capturado por los guerrilleros el 11 de agosto de 1974 en el copamiento de la Fábrica Militar de Villa María, Córdoba.
Miranda, de 49 años, es licenciado en historia y especializado en temas militares. “Primero empecé estudiando a los próceres clásicos y luego también me dediqué a investigar la violencia en la década del 70. A esto se agrega mi vocación religiosa”.
El conscripto Mario Pettigiani era miembro de ERP. Ese domingo, 11 de agosto de 1974, cortó el alambrado que rodeaba a la Fábrica Militar cordobesa. Por allí, entraron alrededor de 70 guerrilleros del ERP. Había una fiesta en el casino de oficiales. “El primer acto heroico de Larrabure fue entregarse a los atacantes y pedirles que no hieran al resto de las personas”, explica Miranda.
En el ingreso al cuartel hubo un tiroteo en el que murió un policía y siete militares fueron heridos. El jefe del lugar no estaba presente. Entonces, los guerrilleros decidieron llevarse al segundo al mando, el mayor Argentino del Valle Larrabure y al capitán García, ambos ingenieros químicos. Este último, al intentar huir, fue alcanzado por una ráfaga de ametralladora.
Los miembros del ERP escaparon con 120 fusiles FAL, municiones y Larrabure como rehén. El militar fue encerrado en una “cárcel del pueblo” ubicada en la calle Garay 3254 del barrio Bella Vista, en Rosario. Sobre el sótano donde fue cautivo (en un agujero de 1,10 metros de largo por 60 cm. de ancho) había una mercería. Larrabure estuvo 372 preso. El 19 de agosto de 1975 lo mataron y arrojaron su cuerpo, envuelto en un plástico, a una zanja en Rosario. Lo encontraron unos chicos. Tenía 43 años, estaba casado con María Susana de San Martín (a quien llamaba Marisú y falleció el 4 de septiembre de 2001 a los 69 años) y tenía dos hijos: María Susana, de 17 años, y Arturo, de 16, en ese momento.
Miranda escribió un libro sobre Larrabure, “Argentino del Valle Larrabure: mártir de Dios y de la Patria”, que recopila las pruebas que presentará la Iglesia argentina ante El Vaticano para su posible beatificación y luego canonización. En la actualidad, desde el 14 de marzo del 2023, el militar asesinado por el ERP ya es Siervo de Dios. “Ya en su infancia se veía la vocación de este hombre. De niño jugaba con soldaditos de plomo y solía seguir a la guardia que custodiaba la Casa de Tucumán en su provincia natal -explica el historiador, en diálogo con Infobae-. Además, su nombre tiene un motivo que lo marcó en toda su vida. Según contó su madre, se llamó Argentino porque iba a servir a la patria y Del Valle, porque lo iba a proteger esa virgen. Su familia estaba sensibilizada porque se les había muerto un hijo de 18 meses”.
Larrabure se forma en un colegio salesiano en Tucumán y allí nace su vocación religiosa, que luego expresará en el peor momento de su vida. En los 372 días que estuvo secuestrado por el ERP encerrado en una jaula diminuta bajo tierra.
Larrabure fue secuestrado en agosto de 1974. Las pruebas indican que al menos desde noviembre de ese año estuvo encerrado en los subsuelos de la mercería de Rosario, en el barrio Bella Vista. Allí, en algún momento compartió el cautiverio con dos empresarios. René Vicari y Erich Breus. En el texto de Miranda hay testimonios de ambos que hablan que Larrabure se pasaba gran parte del tiempo cantando el himno, rezar y pedir por el perdón de sus captores.
Larrabure, además, escribió 8 cartas y un diario durante los 372 días que pasó secuestrado. “En los textos siempre le miente a su familia diciendo que está bien. Y pide que recen por él y por sus captores para un futuro perdón de lo que estaban haciendo”, resalta el historiador.
Los guerrilleros mantuvieron capturado al militar porque sabían de su conocimiento sobre armas y explosivos. “Él se niega en forma sistemática a darle información a sus secuestradores. Sabía que todo eso se iba a usar para atacar a otros argentinos y no estaba dispuesto a participar”, explica Miranda.
Encerrado en ese ataúd oscuro, del tamaño de una cama de una plaza, Larrabure escribe y deja testimonio de sus pensamientos de esos momentos. Vive en un catre desvencijado con un baño químico a sus pies. Está vigilado noche y día por un encapuchado.
Sus captores le dan hojas de papel para que escriba. El papel tiene una bandera roja y negra en la parte superior, la estrella del ERP y la frase. “¡A vencer o morir por la Argentina! Ejército Revolucionario del Pueblo”. Larrabure pasa por alto todo eso y escribe. “Físicamente estoy bien, de mi asma mejor, dispongo de todos los remedios y soy bien tratado (…) A todos los extraño muchísimo, de noche, antes de dormirme hablo con todos Uds”.
Y continúa con la poca luz que tiene durante el día. “Y a mis hijos y mis ahijados especialmente, que no olviden mi mensaje: ‘Aún suceda lo peor, no deben odiar a nadie, y devolver la bofetada poniendo la otra mejilla’. La cartita de mamá muy linda, plena de esperanza, muy alentadora. El domingo fue el día de la madre. (…) Que los chicos no dejen de estudiar”. Firmado: Vasco, su apodo desde los días del Colegio Militar.
El último texto tiene fecha del 15 de marzo de 1975, seis meses después sería asesinado por el ERP. “Queridos Marisú, Susanita, Arturo Cirilo, Jorgito y Mita. Les escribo después de casi tres meses para llevarles tranquilidad diciéndoles que estoy bien (…) Tengan fe en Dios y sigan adelante. Contéstenme por La Nación. Marisú querida: no descuides tu salud”.
Muchas de las cosas que decía en esos textos era para tranquilizar a la familia. Según la investigación de Miranda, Larrabure no fue tan bien tratado por los guerrilleros que lo mantuvieron cautivo durante 372 días. Según los datos de la autopsia pesaba unos 40 kilos menos que en el momento de su secuestro en la Fábrica Militar de Villa María. “Además, tenía signos de haber sido picaneado con ferocidad en sus genitales”, revela el autor del libro sobre el militar.
“Por eso creo que es factible su beatificación y luego canonización -resalta Miranda-. Por su caridad religiosa. Su demostración de amor extremo frente a las personas que lo secuestraron, torturaron y asesinaron. Además, le ocultaron la muerte de su madre que ocurrió durante su cautiverio”.
Además, el análisis del cuerpo del militar indica que no se suicidó (el ERP había informado que se había quitado la vida). “Tenía una alta graduación alcohólica en sangre lo que indica que fue adormecido de esa manera. Sus muñecas tenían signos de haber estado atadas durante largo tiempo. Además, le dieron un golpe muy fuerte en la cabeza y luego lo ahorcaron. Esto queda demostrado con la herida profunda que tenía en su cuello. No hay ninguna chance de que Larrabure haya podido colgarse porque estaba muy débil y por su vocación religiosa”, sostiene Miranda.
El historiador confía que el Papa tendrá en cuenta cómo vivió el militar con un total espíritu religioso su cautiverio de más de un año en una jaula bajo tierra. Desde allí, pedía que recen por él y por sus captores para que sean perdonados por los tormentos a lo que lo sometían. “Creo que la canonización de Larrabure sería muy importante porque es un símbolo de unidad y reconciliación entre los argentinos. “Su perdón a sus secuestradores y asesinos es un ejemplo de amor extremo por Dios”, sintetiza el historiador.