Miraba con melancolía el horizonte gris, de esos que presagian fuertes tormentas, cómodamente instalado en una de las mesas del bar Alto la Loma. Luego de los calores, la brisa fresca de la insinuación de la lluvia era un bálsamo para el alma y un descanso para la agrietada piel después de tanto sol.
Estaba inmersos en esos pensamientos, cuando sentí, casi en un susurro en mi oído izquierdo, “Emiliano Estrada, está poniendo mucha guita en Greenpeace, parece que el oso es un especie en vía de extinción”. La frase me sacó casi de inmediato del suave sopor de la contemplación irresponsable. Estaba sentándose, a mi lado, mientras pedía un cortado. No lo veía desde las PASO de agosto. Raulito, volvía al ruedo.
Inquieto, histriónico, el ex “rey del acta acuerdo”, continuó: “el oso es diputado nacional, senador nacional electo, intendente con licencia de Tartagal, candidato a gobernador y ahora denunciador serial. No sé si se trata de un problema de acumulación de cargos o una seria indefinición vocacional”.
Con certeza quirúrgica el inquieto señaló: “no es el único al que le gusta acumular cargos, ahora Miguel Nanni es diputado nacional electo y candidato a vice con Olmedo. ¡Qué buena dupla!, me hace acordar a Yogi y Bubu”.
Pude distinguir entre los parroquianos, la mirada entristecida de Matías Posadas que lucía una llamativa remera que rezaba “¿Dónde estás Asennatto que no te puedo encontrar?”. Raulito se dio cuenta también de su presencia. “Dicen que el año que viene se suma al Frente Olmedo Gobernador, o al PO, o a FE, o…”
Mientras devoraba la decimosexta hamburguesa de chía, zanahorias y lentejas y saludar al rey sol tras el pantagruélico bocadillo vegano, el “Gurú” Zigarán, recorrió lentamente con su mirada de iniciado las mesas del bar. “Hay una realidad paralela. En ella Martín Grande es macrista dentro de un frente peronista con un vicegobernador kirchnerista”.
“Disculpe maestro”, interrumpió un imberbe jovencito, “eso pasa ahora”. Sólo meses de meditación, toneladas de imanes y minutos de ayunos pueden otorgar esa mirada que el “Guru” posó sobre el joven. Se detuvo el planeta en esos segundos, ¡Lo juro! “No puede ser esta realidad, es la paralela”, dijo con paciencia, “sólo eso explica que un tipo ande con un poncho con 37 grados de temperatura”, dijo mirando pasar al diputado Martin de los Ríos, que improvisaba una payada para que el cajero automático le tire unos mangos.
Me fui despacio. Prendí un cigarrillo y mire la hermosa ciudad desde la Loma y pedí una señal a los dioses, algo que me sirva de guía. “Vota sencillo, vota amarillo”, vino del cielo. Debo confesar que me estremecí antes de ver la avioneta de Olmedo en el cielo. “Tiene razón el Gurú, vivimos en una dimensión paralela, en un mundo normal nada de esto podría suceder”.