Se trata de la reversión del Gasoducto del Norte Argentino, que cuenta con un crédito de USD 540 millones de la antes llamada CAF, que apuesta fuerte a la transición energética y ya aprobó más de USD 5.500 millones para la Argentina.
Aunque no llegará a estar lista para el inicio del invierno, la reversión del “Gasoducto del Norte Argentino (GNA)”, vital para que siete provincias del centro y norte de la Argentina cuenten con abastecimiento suficiente de gas, tanto para uso domiciliario como para la generación de electricidad en centrales térmica, avanza velozmente, en gran medida gracias al aporte del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, que sigue siendo identificado más como CAF (por Corporación Andina de Fomento), como nació en 1970, conformada originalmente por Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia.
El Banco le prestó a la Argentina USD 540 millones para la reversión del GNA, de modo que el gas, que antes llegaba de Bolivia y fluía de norte a sur, pueda fluir en sentido inverso, de sur a norte, y distribuir la creciente producción “no convencional” de gas de Vaca Muerta, desde la Cuenca Neuquina.
Ese gas suplirá, a partir de agosto o septiembre, el declinante aporte de gas de Bolivia, que ya casi no logra cubrir su propia demanda. Esta semana el gobierno de Luis Arce militarizó las estaciones de servicio del país ante la falta de abastecimiento de combustibles y las sospechas de mercado negro y contrabando, causa y efecto de la creciente escasez.
El Banco Latinoamericano se ha convertido en una fuente crediticia clave para la Argentina, que es hoy, con una cartera acumulada de USD 5.504 millones, su principal cliente, con 16,1% de su cartera crediticia, casi cuatro puntos por encima del segundo (Ecuador, 12,4%) y casi el doble del tercero (Brasil, 8,8%).
La reversión del Gasoducto es la única obra pública nacional licitada e iniciada por el gobierno de Javier Milei y es el tipo de obras que la entidad presidida por el colombiano Sergio Díaz Granados, ex ministro de Comercio, Industria y Turismo de su país, prioriza en el marco de su estrategia de apoyo a la “transición energética”.
El gas es considerado en la transición por ser un hidrocarburo mucho menos contaminante que el carbón y el petróleo y ayuda a reducir el consumo (y eventualmente, también la importación) de combustibles líquidos como gasoil y fueloil. Sobre 16 proyectos listados e identificados en Sudamérica en el último balance anual de la CAF, la reversión del GNA está marcada como número uno.
La obra, que proveerá gas a las provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Salta, Jujuy, La Rioja y Córdoba, avanza bajo la supervisión de la estatal Enarsa y está siendo realizada por la Unión Transitoria de Empresas (UTE) que conformaron Techint y Sacde, que también construyeron, a velocidad récord, el primer tramo, entre las localidades de Tratayen (Neuquén) y Salliqueló (Buenos Aires) del “Gasoducto Presidente Néstor Kirchner” inaugurado el 9 de julio del año pasado, aunque sus estaciones compresoras no fueron completadas y hacen que por ahora el Gas de Vaca Muerta fluya a un máximo de 11 millones de metros cúbicos de gas por día, volumen inferior a su potencial e insuficiente para cubrir del todo en los meses más fríos el consumo gasífero del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
La reversión del GNA permitirá hacer llegar a las provincias del Norte y Centro unos 16 millones de metros cúbicos diarios, mejorando la cobertura de la demanda gasífera total del país. Para las primeras semanas y meses fríos de este invierno, el consumo de gas de esas provincias se suplirá, al menos en parte, con Gas Natural Licuado (GNL) que llega en buques a la planta de regasificación de Mejillones, en Chile, y llegará a la Argentina a través del gasoducto Norandino.
La “reversión” -precisó Enarsa en un reciente comunicado- ya incluyó la soldadura en línea regular de los tramos 2 y 3, los primeros 100 kilómetros del llamado “Gasoducto de Integración Federal” -sobre un total de 122 km- que se extiende de Tío Pujio a La Carlota, en Córdoba, vinculando los Gasoductos Centro-Oeste y Norte.
La entidad explicó que para acortar los tiempos de obra se usó un sistema de soldadura automática (el mismo aplicado en el GPNK) y que ya se realizaron 4.059 soldaduras en 41 días, con récords de hasta 151 soldaduras (unos 3 kilómetros) por día”. Además, dijo la empresa, “la obra avanza con la construcción de los restantes 22 km del Gasoducto, 62 kilómetros de loops al Gasoducto Norte a la altura de Ferreyra y la Ciudad de Córdoba y el cambio de sentido de 4 plantas compresoras, con fecha de finalización de las obras prevista para fin de agosto”.
Techint y Sacde terminaron esas soldaduras, pero aun no las cobraron del Estado nacional, que les adeuda unos $14.000 millones de mayo, que fueron cubiertos con crédito de bancos comerciales.
El presupuesto total de la obra es de USD 720 millones, de los que el crédito de USD 540 millones del Banco Latinoamericano cubre tres cuartas partes. El cuarto restante lo cubrirá un fondo de exportaciones eléctricas de la Argentina, aunque el aumento de los costos de construcción en dólares (problema recurrente del actual esquema económicoe, en el que la pauta de aumento mensual del dólar sigue muy rezagada respecto de la inflación) hace probable que el costo final en dólares sea superior al inicialmente presupuestado.
La declinación de las ventas de gas de Bolivia y la necesidad de la reversión del GNA es una historia largamente anunciada. Por caso, en julio de 2003 la entonces secretaria de Energía, Flavia Royón, explicitó en una resolución el “alto riesgo de desabastecimiento de gas natural y de energía eléctrica a los usuarios del centro y norte” en 2024, debido al cese del aporte boliviano. Pero pese a contar con los USD 540 millones de crédito del Banco de Desarrollo de América Latina, el gobierno de los Fernández, aunque amagó varias veces con licitar la obra, nunca la inició.