El cuerpo celeste se aproximó a la Tierra por última vez hace 50.000 años. El 1 de febrero comenzó a verse en el hemisferio Sur. Cómo seguirá su trayectoria y qué condiciones deben darse para que pueda ser observado a simple vista. Hasta el miércoles será visible por estas latitudes.
El cometa C/2022 E3 (ZTF) es nombre que los astrónomos dieron a esta bola de hielo espacial después de que el telescopio Zwicky Transient Facility lo descubriera en marzo del año pasado. Pero ya en el mundo es mejor conocido como el cometa verde, un cuerpo espacial que nos visita cada 50.000 años.
El cuerpo celeste comenzó a ser visto desde el planeta Tierra el pasado 1 de febrero en el hemisferio norte y en el hemisferio Sur hizo su aparición, a la vista de todos, este domingo 5 de febrero por la noche.
“El llamado cometa verde llegó a su momento de mayor aproximación al planeta Tierra. Este astro tarda 50 mil años en completar una órbita completa alrededor del Sol”, explicó la astrofísica e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet), Beatriz García.
El hemisferio norte fue el primero en poder observar el fenómeno espacial, desde el pasado miércoles 1 de febrero. Pero el cometa siguió su recorrido y anoche hizo su aparición para los habitantes de la región Sur del planeta. Desde esta última región “hay que observarlo hacia el norte en la constelación de Auriga durante la noche, a eso de las 22 horas. Sin embargo, la Luna creciente puede interferir con su observación”, indicó la investigadora, que agregó que el paso del cometa no tiene “ningún efecto sobre la Tierra ni sobre el Sistema Solar” y precisó que “son objetos pequeños e interesantes que llaman la atención si se pueden observar a simple vista”.
Según la NASA, si el cometa continúa con su huella actual de brillo, puede observarse con la ayuda de binoculares y a simple vista para el ojo humano en cielos con ausencia de contaminación lumínica.
Debido a la trayectoria orbital, el cometa verde comenzó a verse a partir de este domingo 5 de febrero, entre las 21 y las 23 hora argentina “a pocos grados de altura sobre el horizonte norte”, explicó el licenciado Mariano Ribas, a cargo del área de divulgación astronómica del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires “Galileo Galilei”. Se ubicó ligeramente “a la izquierda y abajo” de la famosa estrella Capella: la sexta más brillante del cielo nocturno. Una referencia inmejorable.
Pero “a partir de esa fecha, día tras día, el cometa irá ganando altura. Siempre a en el mismo horario, y en la misma zona del cielo, tal como muestran los 2 mapas celestes que hemos preparado especialmente, que dan cuenta de su posición en relación a estrellas y constelaciones de esa zona del firmamento”, sostuvo el experto del Planetario.
De esta forma, entre el 5 y el miércoles 8 de febrero transitará la constelación de Auriga. Este último día, hacia las 21, el ZTF ya se ubicará a unos más cómodos 20° a 22° de altura sobre el horizonte de Buenos Aires y alrededores (en otras zonas del país habrá pequeñas diferencias de horario y altura).
“A partir del 9 de febrero, el cometa desfilará por la constelación de Tauro, donde, entre otras cosas, tendrá un encuentro aparente con Marte, los días 10 y 11 de febrero. Otra excelente referencia para ubicar al cometa. Para entenderlo mejor, hay que tener en cuenta que, como ya dijimos, el cometa tuvo su mayor acercamiento a la Tierra el 1 de febrero. Y que, desde ese momento, se irá alejando, y perdiendo brillo. También es verdad que, a medida que gane altura sobre nuestro horizonte norte, “escapará” de la “peor” zona del firmamento: la de mayor absorción atmosférica y contaminación lumínica. Por eso, los días que, en principio, nos darían el mejor “costo/beneficio” entre ambos factores, serán del 8 al 12 de febrero. O quizás, hasta el 14 o 15, cuando ya se ubicará cerca de la brillante, rojiza y famosa estrella Aldebarán”, concluyó Ribas.
“El cometa del momento fue descubierto hace casi un año, por el Zwicky Transient Facility (ZTF), un programa de observación de fenómenos astronómicos de corta duración (desde novas y supernovas, hasta tránsitos de asteroides y cometas por delante de estrellas), perteneciente al Observatorio Palomar, en San Diego, California, Estados Unidos. Fue allí donde, con la ayuda del Telescopio Samuel Oschin (de 1,2 metros de diámetro), el 2 de marzo de 2022, los astrónomos Frank Masci y Bryce Bolin descubrieron al objeto que hoy acapara nuestra atención y expectativas”, dijo Ribas.
Y agregó: “Por aquel entonces, el cometa ZTF (tal como fue bautizado a partir del mencionado programa científico) estaba a 640 millones de km del Sol, es decir, bastante “adentro” de la órbita de Júpiter. Y presentaba un brillo extremadamente bajo: una escuálida magnitud 17. Con el correr de las semanas, los científicos determinaron que el C/2022 E3 (tal su entrada formal de catálogo) tenía una órbita inmensa en torno al Sol: 50 mil años. Y además, muy excéntrica (extremadamente “ovalada”) e inclinada con respecto al plano orbital de la Tierra (109°). Un derrotero gravitatorio colosal, propio de los llamados “cometas no periódicos”: el prefijo C/, justamente, indica que se trata de un objeto de esta clase (a diferencia de los “cometas periódicos”, aquellos con órbitas de hasta 200 años, que llevan la P en su denominación, como el 1P/Halley o el 10P/Tempel)”.
La particularidad de este fenómeno es su color y el hecho de que se trata de un cometa de los de períodos largos, que son aquellos que tardan más de 200 años en orbitar el sol.
Los cometas son una suerte de bola de nieve cósmica, con hielo, gases congelados, polvo y rocas, que van desde algunos kilómetros de diámetro, a cientos de kilómetros. El color verde, en este cometa en particular, se debe a su composición molecular que contiene dicarbos y cyanogen, ambos componentes químicos que expuestos a la luz solar se ven verdes.