Cuando pasen los años este 2020 que ya se termina será recordado por la pandemia del Covid-19, por la temprana muerte de Diego Armando Maradona y por la mayor destrucción global de la economía moderna. En Argentina será recordado, también, como el “Año del Pollo”.
Ocurre que con estadísticas al mes de octubre, proyectadas para todo el año, especialistas de la Cámara de la Industria de las Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) y del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) confirmaron un dato nunca visto en la historia del país: cada argentino come la misma cantidad de pollo que de vaca.
En efecto, al finalizar el 2020, en promedio, cada argentino habrá consumido 50 kilos de carne vacuna y 50 kilos de carne aviar. “Hay cambios culturales irreversibles que no permitirán más volver al consumo de 100 kilos de carne vacuna por habitante del año 1970 y tampoco a los 75 kilos de hace 8 años” sentenció Raúl Milano, titular del mercado de hacienda de la Bolsa de Comercio de Rosario y explicó que la disminución del consumo de carne vacuna obedece menos a la disminución de los ingresos que al cambio de hábitos de consumo y a la diversificación de la dieta de los argentinos.
En octubre de 2020 el consumo de carne vacuna cayó 2,5% en comparación con octubre de 2019 y 13% en comparación con octubre de 2018. En contraposición, según los especialistas de la CICCRA y del IPCVA, el consumo de carne aviar saltó de 18 kilos en 2003 a 40 kilos en 2014 y a 50 kilos en 2020 y el consumo de carne porcina pasó de 5 kilos en 2003 a 10 kilos en 2014 y a casi 20 kilos en 2020.
Con datos ligeramente diferentes el docente e investigador de la Facultad de Agronomía de la UBA, Fernando Vilella, precisó que el consumo de proteína animal en el país llega a 117 kilos por habitante: 50 kilos de carne vacuna, 50 kilos de carne aviar, 15 kilos de carne porcina y 2 kilos de carne ovina.
Así las cosas, la dieta cárnica argentina sigue siendo de las más importantes del mundo. Al país solo le falta estimular el muy bajo consumo de carne de pescado, inferior a 5 kilos por habitante por año, para aprovechar su enorme litoral marítimo y sus generosos ríos interiores.
En un año signado por la contracción del comercio mundial por la pandemia del Coronavirus, las exportaciones argentinas se revelaron potentes y se incrementaron los embarques de carnes, lácteos, vinos y frutas.
Y, también como dato singular, es posible que las exportaciones de maíz superen a las de soja. Con valores al mes de octubre, en el acumulado de los primeros 10 meses del año, los embarques del cereal superaron las 32 millones de toneladas mientras que los de la oleaginosa sumaron 29 millones de toneladas (entre poroto, harina y aceite) algo también inusual.