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“Permanentemente tenía miedo”

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Este miércoles 7 de abril, Tomás Salvador Rodríguez fue condenado a la pena de 1 año y 6 meses de ejecución condicional y al cumplimiento de reglas de conducta por el delito de lesiones agravadas por la relación de pareja previa y violencia de género en perjuicio de su exmujer. En Revista Salvador recordamos la entrevista realizada a Paula Medici en julio de 2019.

Le costó meses decidir dar una entrevista y después de gestiones y averiguaciones por parte de su abogado, Pablo Tobio, accedió. Fue una entrevista tensa, cargada de silencios y por sobre todas las consideraciones, fue dolorosa para Paula. “Es vivir todo de nuevo y me hace sentir mal”. Es sólo una historia, lamentablemente, de las miles que se escriben a diario en Salta.

Durante mucho tiempo estuviste padeciendo violencia física y psicológica. ¿Qué significa eso?

Una como mujer y por una cuestión cultural, vive la violencia familiar como algo naturalizado. Hay todo un manejo psicológico de maltrato, hay  toda una manipulación y una no cuenta con los recursos para en ese momento darse cuenta.

¿Tenías miedo?

Si, permanentemente tenía miedo. Estaba en una situación terrible, como que tenía que estar en una postura siempre pidiendo perdón, haciéndote sentir culpable de cosas de la que una no era culpable. Siempre haciéndote culpable y pidiendo perdón de las situaciones y las reacciones que la otra persona tenía.

Por ejemplo, cuál. ¿De qué te acusaba?

Por ejemplo de saludar a personas. La subestimación permanente en cuánto a mis capacidades; yo tengo un título universitario y él me decía que eso no me hacía nada. Que yo era una inútil, una carga, tilinga, tonta, coya… todos esos insultos. Después me decía que era la mujer de su vida, que quería construir una vida conmigo, y eso te genera un desconcierto emocional.

Vos tenías una relación con él. ¿Cómo lo conociste?

Trabajando políticamente. Yo trabajaba en la Dirección Municipal de la Discapacidad como fonoaudióloga, y empecé a trabajar con una campaña política, lo conocí ahí y después entré a trabajar en el Concejo Deliberante en su oficina.

¿Cuál era tu función ahí?

Atender al público, a la gente. Tomar notas, pasar el parte diario.

¿Después que pasó?

Después establecimos una relación a los dos años de que yo entré a trabajar, y tuvimos dos años de relación. Fue una relación de mucha manipulación, de echarme de su casa, me insultaba por Facebook, me decía que estaba presumiendo y lo tuve que cerrar. Me decía que era una trola. Nunca fuimos amigos de Facebook porque era un problema.

¿Vos ya estabas en pareja con él?

Claro. Cuando empezaron estos problemas por face, ya estaba en pareja con él.

Y cuándo vos empezaste a relacionarte con él. ¿No notaste estas cosas?

No. Yo hoy después de mucho tiempo de estudiar y de investigar estas cosas y de preguntarme porqué yo vivía y estaba en esta situación comencé a darme cuenta. Tiene un perfil de una persona manipuladora y psicópata que te seduce, que es amable, gentil, y después empieza a mostrar otro perfil. El perfil de subestimarte, de hacer mucho daño psicológico.

Estuviste trabajando. ¿Qué pasó después?

Me dijo que dejemos de trabajar para que no me vean, para que no esté expuesta…

Digamos que él siguió trabajando de Concejal y vos te tuviste que ir a tu casa…

Claro. Es como que yo trabajaba desde la casa recordándole notas, reuniones, por ahí haciendo uno que otro proyecto de ordenanza, proyecto de resolución, pero desde mi casa.

¿Y cuál fue la explicación que te dio para hacer eso?

Que para que iba a ir si éramos socios, que estaba todo bien, no me lo manifestaba tan literalmente pero me decía para que iba a ir si los tipos eran todos babosos, que “te miran el culo”, que “vos vas a mover el culo”. Todas esas cosas, es como que una va cediendo porqué está enamorada, obnubilada…

¿Ya en ese momento sufrías violencia?

Desde el principio. Pero evidentemente yo no contaba con un recurso emocional para darme cuenta. Había una desigualdad de edad y de condiciones. En un momento ya me daba cuenta, pero era como que ya no podía salir de la situación. Por ejemplo, si yo andaba por el centro y no pasaba por su casa, no me hablaba por mucho tiempo. Me anulaba. Eso es una violencia, el silencio, el ignorarte es también un tipo de violencia. Después volvía a aparecer, que había repensado, que quería todo conmigo y así era permanente la relación. Discusión por como yo hablaba, “no saludes, no hables así, no mires así”. Y una pone a la persona en un rol elevado, y eso era lo que pasaba.

¿Cuándo  empezó la agresión física? ¿Te acordas?

Sí. Cuándo me voy a convivir con él, en diciembre del 2010 y en junio del 2011 tengo la primera agresión física.

Motivo…

Discusiones por cualquier cosa. Porque no se le pone agua fría de la canilla al termo, o porqué “no se dice pelo, se dice cabello”, y si yo le quería refutar, venía la violencia. Yo no le podía hacer ningún reclamo como “quiero trabajar” o “quiero estar bien” o “dependo de vos” era un reclamo, entonces de ahí surgía todo como que lo tenía cansado, y ahí nomás me echaba. Me corría a la calle y yo me había ido a vivir con mi hijo. Y en esa oportunidad, no recuerdo bien porque fue, pero fue como que ante los gritos y todo yo quería irme y el me cerró la puerta en la pierna, no me dejaba sacarla y a la vez sacaba la mano y me metía piñas en la cara y me arrancó el aro. Después él se fue, yo salí, llamé  a una amiga que era una secretaria que trabajaba con él en el Concejo y ella me dijo que vaya a denunciarlo y que me vaya de ahí.  La verdad es que yo estaba sola, a mi familia no le contaba nada y ahí fui por primera vez al Observatorio que quedaba en la Güemes.

Fuiste al Observatorio en esa oportunidad…

Si, fui al Observatorio en el 2011 y creo que estaba Ovejero como abogada de la OVIF, junto a una psicóloga y cuando llegué me preguntaron si quería hacer la denuncia o una exposición. Yo les dije que tenía miedo de hacer la denuncia porque yo no tenía donde ir porque recién me había ido a vivir con él. Entonces hice una exposición en la cual detallan que tenía un moretón en el ojo, en la cola, la oreja lastimada, la pierna morada…

O sea que hay constancia legal de la agresión que sufriste…

Sí.

¿Dónde vivías vos en ese momento?

Yo vivía con el donde él vive ahora actualmente en la calle Santiago del Estero.  Me fui varias veces. El tiene el departamento a nombre de una chica que es amiga mía y el me echaba y yo le decía que no me iba a ir porque no sabía a donde irme y dormía en mi dormitorio y él me ponía llave entonces yo no podía sacar mi ropa ni nada. La llamó a mi amiga y le dijo que como ella figura como propietaria, tenía que desalojarme. Mi amiga me llamó y me dijo “Paula, me acaba de llamar Turi y me dijo que quiere que te haga un pedido de desalojo porque quiere que te vayas ya”. Yo le pedí que no lo haga porque igual ya me iba y fue cuando me volví a la casa de mi mamá con mi hijo.

Mi familia veía todo eso, pero como uno vive en un contexto donde es cultural, donde hay un sistema machista naturalizado, debo haber vivido un mes con mi mamá y después me volví con él porque él me vuelve a hablar y así un montón de veces. Siempre me hacía escenas de celos y cuando yo le hacía algo, era una loca, agresiva, celosa o violenta y una vez en un forcejeo en el que me quería quitar mi celular, yo estaba en ropa interior y mi hijo estaba en su habitación, me sacó en ropa interior al hall del departamento, afuera. Salió mi hijo gritando y me hizo pasar.

De todos los incidentes. ¿Cuántas veces lo denunciaste?

Una sola vez en la OVIF y después en el 2014 o 2015, fui a hacer una exposición a la policía porque él me corría y yo no me quería ir porque no tenía  a donde y él fue con un amigo. Yo estaba con mi hijo y estaba la empleada y él dijo que se iba y trajo a su amigo de testigo. Agarró y armó unas bolsas y se fue. En ese momento yo estaba de Presidenta del Colegio de Fonoaudiólogos de la Provincia. Justamente estábamos buscando abogados, yo estaba mal y le consultó al abogado y me dijo que si lo conocía por la historia que tenía con Sandra Bonari.

Sandra es la Jueza de la Corte actualmente ¿También le pegaba?

Sí. Eso es de público conocimiento. Es algo que lo sabe tanto en los barrios como la gente de la política.  Fue ahí cuando el abogado me dijo que vaya a hacer una exposición de que él se había ido. A la noche volvió.

Después que pasa todo esto. ¿Cuándo terminaste la relación con él?

En junio del 2016 yo decido irme.

¿Qué pasó después?

Pasó un tiempo y el me escribía, me decía que quería verme porque su psicólogo le decía que él me tenía que ver para comprobar si el me seguía amando, si yo lo amaba. Le dije que nos veamos y ese día había una amiga mía parada en la esquina de mi casa por cualquier cosa y mi amiga me dijo que él también fue acompañado por el psicólogo que siempre está con él. De ahí volvimos, pero viviendo en techos diferentes. Ahí fue peor porque él se volvió como obsesivo, manipulador, me decía que yo era una enferma.

Una Navidad yo estaba afuera con mi hermana y él estaba adentro, salió y me ve hablando con mis hermanas y un vecino de toda la vida y me dijo que nos vayamos. Cuando me subo al auto me dice “¿Qué te lo queres coger a tu vecino? Como siempre la misma puta”. Yo no entendía nada y le dije que era un loco. En ese momento yo estaba como reactiva. No me quedaba callada y a la altura de la pasarela de Coca Cola a las 3 de la mañana me empujó del auto para bajarme. Yo le dije que no me iba a bajar y empezamos a forcejear y el me pagaba piñas en la cabeza y yo me defendí y le di una patada, no me bajé y me llevó hasta mi casa. Después me empezó a escribir, a decirme que le había fracturado una costilla y que iba a ir al médico y me iba a denunciar. Me metía miedo.

¿Cuándo decidiste accionar legalmente? Porque la OVIF no te dio ninguna respuesta, ¿fuiste  ver organismos de defensas de la Mujer?

Todo eso fue a partir de la denuncia cuando me quiebra la nariz por una discusión de celos, de manipulación, de intolerancia. El 1 de mayo de 2017, yo había ido a la casa de una amiga a comer pizza y volvía a las 12 de la noche y él estaba como molesto. Tuvimos una discusión esa noche, al otro día también y él me dijo que me vaya. Estaba sacando unos tuppers míos de un bajomesada y cerré la puerta fuerte, ahí vino con todo y me pegó una patada en la cola, en el coxis y ahí me pongo  a llorar y le dije que me iba. El tenía que acompañarme hasta abajo, para abrirme la puerta del edificio y seguíamos discutiendo cuando yo le quiero rebolear con una bolsa me da vuelta, me pega y me insultaba. Cuando llegamos, abre el ascensor y me tira y yo me caigo al piso. Ahí el me empieza a arrastrar, yo gritaba “auxilio” porque mi cartera estaba adentro del ascensor y el me suelta y me doy cuenta que me había quebrado la nariz. El empezó a decirme que subamos, que me ponga hielo, que seguro era un golpe nada más. Volví a subir, me da hielo y en menos de 30 segundos me cae la ficha de que ya no podía seguir ahí y en esa situación. Me fui y desde entonces no lo volví a ver. El me buscaba, me escribía, me preguntaba cómo estaba de mi nariz.

¿Qué respuesta tuviste de la OVIF?

Después del hecho de la nariz, yo pasé un año en terapia, a buscar técnicas de sanación, salir de un estado de angustia, de depresión. En ese proceso, tuve tres operaciones de la nariz. Cuando yo ya me sentía mejor, aunque a la vez seguía dependiendo económicamente de él porque trabajaba en la Cámara de Diputados, en el momento en que me tenía que hacer la tercera cirugía y no tenía los recursos para pagarme la cirugía, le mando a decir que me tenía que dar tanto para que me haga la operación y él no quería. Le pedía $ 30 mil, porque eran 10 días que tenía que estar con la cara morada, dejando el consultorio que había abierto y organizarme con mi hijo. La operación salía $15 mil y lo otro era un presupuesto que yo había hecho para el resto de los gastos

Mi mamá lo llama y él le dice que sentía que lo estábamos extorsionando. Ahí me di cuenta que seguía ejerciendo violencia y pido ayuda a algunas amigas que me recomiendan una abogada. Veo a esta abogada, ella me dice que lo denuncie porque tenía dos años para hacerlo y me pide todas las pruebas.

A partir de ahí, hago la denuncia en la OVIF porque confiaba, tenía perspectiva de género. Pero en ese momento, con toda el temor y la revictimización que es volver a vivir todo, hago la denuncia que se hace pública en dos semanas con punto y coma. Eso también me hizo mal, porque entiendo que más allá de que sea una cuestión doméstica, termina haciéndose todo público porque él es una persona pública.

En este proceso sentí que la perspectiva de género me invisibilizó, porque me decían que yo no tenía el perfil de víctima. Parece que esperaban que esté viviendo bajo un puente o ignorante, porque es eso lo que consideran, cuando en realidad la violencia de género ocurre en todos los contextos socioeconómicos y culturales.

Decido cambiar de abogadas y a partir de que hago la denuncia también empiezo con otro camino crítico que es donde la víctima termina siendo el victimario. A la vez terminó recibiendo violencia de esta persona que salió a utilizar la banca, que es un espacio público, para defenderse y decir que yo miento, cuando él ya estaba en proceso de que lo imputen. El dio declaraciones donde dice que soy profesional, que tengo un hijo y vuelve a utilizar violencia al generalizar y decir como que todas aquellas que son profesionales no pueden ser víctimas de violencia y las que no lo son, sí.

Digamos que el mismo razonamiento que la gente de la OVIF prácticamente…

Claro. A mi ninguna persona de la OVIF, ni de ninguna organización feminista se me acercó. Yo si me acerqué por algunas abogadas que tuve al principio al área de la mujer en la Municipalidad, donde sí estoy haciendo un seguimiento y que me parece un espacio donde si me siento contenida. Para mi es excelente la psicóloga, que se llama Andrea Arancibia.

Pero una vez que hice la denuncia también pasé otro momento crítico que son los escraches por medio de face truchos, donde me dicen que soy una “machirula”, que levanto la bandera del feminismo, que soy la más machista de las salteñas, “trola, vieja puta”, de todo lo que te puedas imaginar me dijeron por Facebook. También hubo personas cercanas que trabajan con él y que me vinieron a increpar en la calle y por suerte yo saqué mi celular y las grabé. Así hubo muchas cosas que me fueron pasando en el camino.

La otra cuestión es que hay una desigualdad de condiciones porque yo no tengo personas conocidas, no tengo un cargo público ni soy funcionaria, entonces aquí hay una cuestión de amiguismo, de llamados de teléfono que están frenando mi causa porque él fue imputado por la fiscal en julio del año pasado y hasta ahora vemos que el proceso quedó ahí en suspenso.

Recuadro

Pablo Tobio.

Ya hemos escuchado a la víctima. Contame cómo está el caso del diputado Tomás Salvador Rodríguez.

En julio o agosto del año pasado, la fiscal requiere la elevación del expediente a juicio, concreta la acusación y requiere la elevación a juicio. Ahí se suscitó una situación poco común, que es que el requerimiento se manda a un juzgado que no tenía nada que ver con el trámite de esta causa. El juzgado lo toma y empieza a querer darle curso sin tener expediente y si saber de qué se trataba. Estoy hablando del juzgado de Martínez que creo que es Garantías 3, y el juzgado que en realidad tramitaba era de Pastrana.

Se logra salvar esa situación, quedamos como querellantes de actores civiles, en julio o agosto del año pasado y ahí comenzó lo que era la parte final, que se suponía era de un proceso de investigación. El famoso legajo de investigación termina con el requerimiento de elevación a juicio donde el juez de garantías, luego de dar traslado a las partes de ellos, decide elevar a juicio.

Esa elevación a juicio es apelada por la defensa, lo cual está dentro de los parámetros defensivos normales de cualquiera, y ellos argumentaban que no había pruebas suficientes y que la fiscal no había producido algunas pruebas que le pedían y además que podía haber un sobreseimiento también. El hecho de pedir un sobreseimiento ya le da un caris distinto, entonces el juez ya no puede denegar la apelación ni la oposición de la elevación a juicio, sino que tiene que mandarla a la cámara de impugnación. La cámara de impugnación desde el año pasado o casi desde este año prácticamente retuvo la causa, recién hace un mes o dos se abocó al tema y rechaza el pedido de sobreseimiento y rechaza todos los argumentos de la defensa y dice que la causa debe ir a juicio.

Curiosamente tuvieron el expediente durante 10 días que es lo que tarda en interponerse si se quisiera hacer un recurso de inconstitucionalidad, que en este caso no corresponde. Ellos lo mantuvieron 10 días ahí sin devolvérselo al juez, cuando tenían que devolverlo en forma inmediata. De hecho la defensa de él interpuso un recurso de inconstitucionalidad que llevó otro mes o mes y medio más desde que la Cámara de Impugnación se lo deniega. Y luego, contra eso interponen en la Corte directamente un recurso de queja por el recurso de inconstitucionalidad mal denegado. Todo esto que estoy contando, esta etapa recursiva es absolutamente inapropiada y además es inexistente en los códigos de procedimiento, pero bueno, ahí estamos con eso.

Hoy estoy más seguro que nunca de que se trata de un plan ya orquestado, donde, los operados jurídicos tienen absoluto conocimiento de ello, y políticamente está hablado esto de que se va a dilatar mientras dure lo que le queda de mandato a Salvador Rodríguez para no ser ni destituido ni suspendido en el cargo.

¿Pero está probado que hubo violencia física?

Sí, pero el principio de inocencia te dice que él es inocente hasta que se pruebe lo contrario. Ahora, el principio de inocencia también exige que esa inocencia se pruebe fehacientemente en un juicio. Y el único juicio que hoy el código de procedimiento observa para poder probar, es el debate. Es más, se dio un cambio radical en el Código de Procedimiento cuando se abreviaron muchos pasos, cambio el procedimiento en sí de lo que era la etapa investigativa, inclusive hasta con sanciones a los fiscales de orden interno, si es que las causas de demoran injustificadamente, como en este caso por ejemplo. Pero aclaro que en este caso no es una cuestión de la fiscal

Quiero decir que el Código de Procedimiento ha tratado de hacer hincapié en la celeridad del proceso. Es una etapa de investigación que es nada más de investigación, es decir, juntar pruebas. Con todas esas pruebas que se juntan, se mandan a Tribunal Oral para que todas esas pruebas se debatan y se desarrollen materialmente en el debate. Esa es la etapa más importante. Pero si no, podemos salir de la etapa más superficial del expediente, imagínate entrar en la otra.

Es decir, la única forma de terminar con esto es juicio, para determinar si es inocente o culpable…

Exactamente. El tema es que política y jurídicamente, él no quiere el juicio hasta no terminar su mandato. Es la única visión que yo tengo. Y creo que los operadores jurídicos, están al tanto de ello y están trabajando y operando a favor de ello.

¿Estás considerando que tiene muchos condimentos políticos?

Tiene un fuerte componente político. Calculo que el 95% del componente político, según como le han dado y un 5% de jurídico. Si fuera al revés, este hombre estaría ya con una sentencia ya sea absolutoria o condenatoria, pero ya tendría que estar en sentencia.

¿Qué van a hacer de ahora en más?

Lo que venimos hablando con Paula, es seguir insistiendo con escritos, escritos duros, escritos directos, sin pruritos, ya sin formas. Es la única manera de denunciar  la mora, el pacto, la inactividad y es denunciar la situación que él está generando a través de su defensor de impunidad. Cada día que pasa es un día de impunidad.

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Director

Eduardo Huaity González

Salvador® es una publicación de
Editorial ABC S.R.L.
Gral Güemes 1717
Salta, Argentina