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La violencia no libera

Hubo un tiempo en que las izquierdas políticas se reconocían por sus posturas en defensa de la igualdad social en oposición a las jerarquías sociales. Había personas de izquierdas de las más variadas corrientes del marxismo e incluso de izquierdas no marxistas. Hasta hace algunos años el ojo inexperto podía distinguir con claridad y sin equívoco las categorías de centro izquierda; izquierda y ultraizquierda.
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“…El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgo una conciencia. Y ahora ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro…”

Martin Luther King

En justicia, hay que decirlo, también se distinguía en otros tiempos a las distintas expresiones de las derechas y de los partidos tradicionales de la política argentina. Pero ahora nos ocupamos solo de algunas rarezas en las mutaciones de las izquierdas.

En el ideal igualitarista de las izquierdas en general hay una idea muy singular, casi diría extraña, muy ocurrente. Sostiene que en la relación de las personas con los medios de producción el burgués, es decir el propietario está de más. Afirman que, en el vínculo entre el capital, el trabajador y el patrón éste último, el propietario, parasita la relación. Es decir que para fabricar los vehículos Ford el señor Henry Ford está de más, sobra. Y que mientras Henry permanezca vinculado a la empresa Ford Motor Company el mundo será irreductiblemente injusto.

Afirman además los apologetas de izquierdas, con entusiasmo religioso, que cuando los Henry Ford del planeta desaparezcan sobrevendrá un estado de cosas paradisiacos, un orden casi celestial, apenas mancillado por una primara y fugaz etapa autoritaria, llamada dictadura del proletariado, que parirá no solo un orden social nuevo sino, y lo más importante, que nacerá un nuevo ser humano desprovisto ya de todo egoísmo y constituido de pura bondad.

Tal vez aún queden algunas personas un poco distraídas de la historia, por eso hay que recordar siempre que esas ideas, pintorescas y edulcoradas, en realidad fueron una trampa intelectual siniestra que desató una locura que atravesó el siglo XX con decenas de millones de muertos y cuyos residuos geopolíticos al día de hoy continúan tóxicos.

Los referentes históricos principales son en todos los casos descomunales criminales de lesa humanidad, genocidas bestiales, autores de crímenes horrendos y de sufrimientos cuyos ecos nítidos llegan a nuestros días. Stalin; Lenin; Trotsky; Pol Pot; Che Guevara; Fidel y Raúl Castro. Entre otros, entre muchos otros.

En el postureo moral de las izquierdas sus crímenes no cuentan como crímenes. Sus asesinatos no son tales, sino y más bien efectos no deseados de su camino al paraíso terrenal. No es el izquierdista fulano o mengano el que fusila sino la historia la que repara. El que gatilla la metralla en este caso no es el terrorista que no es terrorista sino el pueblo por la mano de un revolucionario.

No es justo generalizar, definitivamente. No toda la izquierda es o fue violenta, de ninguna manera. Pero se debe subrayar que la izquierda democrática, no violenta, moderada y racional le falto (y le falta) energías para llamar claramente a las cosas por su nombre. Y ponerlas en su lugar. Es necesario, muy necesario que así sea. El orden político manifiesto en la pluralidad de ideas requiere de expresiones de izquierdas lúcidas, racionales, democráticas, republicanas y modernamente humanistas.

La vía violenta como método de construcción de poder es siempre un acto inhumano. El otro debe ser convencido y nunca intimidado. El otro debe ser persuadido y nunca coaccionado. Y aceptar pacíficamente el resultado negativo del intento es carácter distintivo del demócrata, del ser humano civilizado.

En el estado de derecho reservamos al Estado la exclusividad y el monopolio del uso de la violencia con dos excepciones muy claras, a saber: la violencia defensiva de la persona y la violencia defensiva de la sociedad para restituir el orden jurídico. Llegado el caso solamente una tercera: la violencia defensiva de la patria ante ataque o inminencia de ataque extranjero.

La Constitución de la Nación nos impone conductas democráticas y republicanas, es decir nos manda a ser pacíficos.

Eso no significa que el orden jurídico argentino nos imponga la mansedumbre. De ninguna manera. Tenemos derecho a expresarnos, a peticionar y a protestar. Y son en todos los casos derechos tutelados por la Constitución, los Tratados Internacionales y las leyes. Y en nuestro orden jurídico político no son letra muerta, por el contrario, son derechos absolutamente ciertos y vigentes. 

Las categorías políticas de izquierda y derecha para distinguir las distintas posturas y sus partidarios se han vuelto de un tiempo a esta parte muy confusas, poco nítidas, muy borrosas. Así las izquierdas intentan salvarse de ser confundidos calificando a toda aquella persona que no piense como ellos tratándola de “facho” o “fascista”. De ese modo la persona de izquierdas lanza un ataque de doble propósito: por una parte pretende descalificar al interlocutor con un ataque a su persona y no a sus argumentos. Y por el otro intenta cavar trinchera de identidad en un espacio supuestamente no-fascista y por lo tanto bueno y deseable. Como un subproducto de esto las izquierdas más radicalizadas y más alejadas de los ideales democráticos se auto perciben como bondadosos en exclusividad, por eso el crimen de izquierda en su axiología no existe. En su escala de valores Daniel Ortega no asesina, solo ejecuta la historia que el pueblo le manda. A lo sumo efectos no deseados.

La filosofía más racional de la historia dice claramente que los pueblos marchan en busca de su felicidad. Las ideologías son un afirmación ética, verdadera o falsa, por dibujar el mapa donde acontecerá la condición humana y la política no es otra cosa que una tensión moral por dibujar en el mapa esa ruta que conduzca a la satisfacción de la existencia.

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Director

Eduardo Huaity González

Salvador® es una publicación de
Editorial ABC S.R.L.
Gral Güemes 1717
Salta, Argentina