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¿Tumba de la gloria?

La “Gloriosa Nación” anunciada por el Himno Argentino hace más de 200 años tiene hoy al 40% de su población en la pobreza mientras distintos indicadores sobre la niñez y la adolescencia anticipan un futuro aún peor.
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Mucho, mucho, mucho antes de estos días, hace más de 200 años, Alejandro Vicente López y Planes resumió con maestría el espíritu de nuestros Padres Fundadores y en los versos de su Marcha Patriótica (luego Canción Patriótica Nacional y finalmente Himno Nacional Argentino) anunció que “Se levanta en la faz de la Tierra una nueva Gloriosa Nación”.

Durante décadas, durante más de un siglo y por encima de las brutales guerras independentistas y las larguísimas luchas fratricidas, ese anuncio se correspondió con la realidad. Argentina fue, es cierto, con inocultables injusticias y dolores, una “Gloriosa Nación”. Por caso, prueba de esa gloriosa presencia, la sede de su gobierno fue pintada de color rosa, de allí su denominación popular como Casa Rosada, para diferenciarse del edificio gubernamental, la Casa Blanca, de los Estados Unidos de Norteamérica, la entonces otra enorme potencia continental.

Pero hoy y desde hace largo tiempo, tal vez larguísimo tiempo, tal vez demasiado tiempo, esa gloriosa condición nacional es apenas un triste recuerdo. “La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser” advierte el tango, la canción nacional, y no se equivoca.

Sin más rodeos, el presente argentino es horrible.

Según los últimos datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, a julio de 2021, el 40,6% de los argentinos son pobres y el 10,7% son indigentes. Y de acuerdo a un informe más reciente, a octubre de 2021, elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, son pobres el 43,8% de los argentinos y son indigentes el 8,8% de los argentinos. En las mediciones del INDEC y de la UCA las frías estadísticas son mejores que las de 2020, año de la gran parálisis económica por la pandemia, pero peores que las de 2019, último año de normalidad antes del Covid-19.

Peor aún, un informe de la Oficina para la Agricultura y la Alimentación de la Organización de Naciones Unidas advierte que en el país crece de manera dramática la inseguridad alimentaria. En poco más de 5 años los argentinos que comen poco y mal se triplicaron: según la FAO, en el trienio 2014/2015/2016 los argentinos con problemas alimentarios eran el 5,8% de la población mientras que en el trienio 2018/2019/2020 ese porcentaje escaló al 12,6%. Sabrá el organismo multilateral por qué eligió ese corte temporal por trienios, pero lo real y cierto es que grafica a la perfección la tragedia argentina porque atraviesa los últimos tres gobiernos nacionales: entre 2014 y 2015 gobernó Cristina Kirchner, entre 2016 y 2019 Mauricio Macri y en 2020 Alberto Fernández. Los fríos y crueles datos acusan y condenan a estos tres legítimos presidentes elegidos por el voto popular porque, siempre de acuerdo a la FAO, la insuficiencia alimentaria del 12,6% en Argentina supera al promedio de toda América Latina y el Caribe del 11,3%, al de Sudamérica del 9,8% y al de los países vecinos como Uruguay del 6,7%, Chile del 4,3% y Brasil del 3,5%.

Mucho peor aún, el futuro argentino es horrible.

Sin que nadie se atreva a desmentirlo, el mencionado informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, revela que la pobreza y la indigencia (del 43,8% y el 8,8% de los argentinos) se eleva al 64,9% y al 14,7% de los niños, niñas y adolescentes argentinos.

Y, consecuencia inevitable de ese empobrecimiento de la población, en particular de la infancia, en el último Estudio Regional Comparativo y Explicativo realizado por la Oficina para la Educación, la Ciencia y la Cultura de la Organización de Naciones Unidas en 2019, los argentinitos tuvieron resultados más bajos que el promedio de la región (16 países de América Latina y el Caribe) en Lectura, Escritura, Matemática y Ciencias. Y como dato dramático de la tragedia educativa argentina, la UNESCO desnuda que los alumnos argentinos tuvieron resultados peores que en pruebas similares realizadas en los años 2013 y 2006.

Útiles, válidos y científicos estos datos del INDEC, de la UCA, de la FAO y de la UNESCO son parciales y conservadores porque se recogen en grandes aglomerados poblacionales (los grandes centros urbanos, las grandes ciudades donde son mejores las condiciones socioeconómicas y el acceso a los servicios públicos, sanitarios y educativos) y no reflejan en su totalidad la realidad nacional del interior vinculado a la empobrecida ruralidad, campesina e indígena, de la Argentina. Economistas y sociólogos coinciden en advertir que sí, por ejemplo, la medición de pobreza se realizara también en los poblados y ciudades del norte de Salta, el porcentaje crecería casi un 50%. Más claro: si la medición incluyera a los pueblos y comunidades del norte salteño, el dato de pobreza sería no inferior al 60% de la población general y del orden del 80% de la población particular de niños, niñas y adolescentes.

Responsables de esta dramática realidad son los conservadores, los socialistas, los radicales, los peronistas, los liberales y varios más. También y sobre todo los mezquinos, los mentirosos, los corruptos, los hijos de puta y los boludos, los desmemoriados y los vagos. Sí la dirigencia política, sindical, empresarial y social continúa como en los últimos larguísimos años, incapaz de anteponer los intereses nacionales a los propios y carente de toda generosidad y creatividad para resolver los muchos problemas del país, aquellos versos “Se levanta en la faz de la Tierra una nueva Gloriosa Nación” que abrieron estas líneas podrán ser cambiados en las estrofas del Himno Nacional por otros, escritos vaya paradoja del destino también en 1812, por uno de los Padres Fundadores, Juan José Castelli, que piden “Si ves al futuro, dile que no venga”.

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Director

Eduardo Huaity González

Salvador® es una publicación de
Editorial ABC S.R.L.
Gral Güemes 1717
Salta, Argentina