A la suspensión de las elecciones primarias, el gobierno salteño sumó una nueva certeza: la votación general será el domingo 14 de mayo del próximo 2023. Si esta fecha fue pensada o fue producto de un fallido de los responsables de la política institucional y electoral que dejaron, sin querer, vencer los plazos legales para ir a las urnas el 16 de abril como había sugerido el propio gobernador es algo que sólo sabe Gustavo Sáenz.
Como sea, la convocatoria al cuerpo electoral de la provincia ya es oficial y el próximo 14 de mayo se elegirán gobernador y vicegobernador, senadores y diputados, intendentes y concejales, según corresponda en cada departamento y municipio.
En los próximos 6 meses, entonces, oficialistas y opositores intentarán construir (o reconstruir) frentes y alianzas para tentar a la voluntad popular. El oficialismo tiene todo bastante claro y tendrá por principal candidato al gobernador Gustavo Sáenz mientras que la oposición, por derecha y por izquierda, todavía discute sus posibles formaciones y estrategias.
En el caso del oficialismo, el ministro de Gobierno, Ricardo Villada, ya avisó que la decisión es repetir la estrategia electoral de 2021: un par de frentes que permitan contener “por derecha” y “por izquierda” al enorme y diverso universo de peronistas y arrimados. Claro está, el único candidato a gobernador será Sáenz y hacia abajo habrá varias listas legislativas. Un interrogante es si también habrá candidatos únicos para las intendencias o si se permitirá, según el municipio, la competencia entre distintas opciones oficialistas.
Otro interrogante, tal vez el más importante, es sí dentro de alguno de esos frentes oficialistas estarán el Partido de la Victoria y otras fuerzas que a nivel nacional se encolumnan con el Frente de Todos. Más claro aún: un interrogante, todavía sin respuesta, es si el kirchnerismo se subordinará en territorio salteño al saenzcismo o si tendrá su propia herramienta electoral. El Partido Justicialista, aunque aún resta la definición oficial, si estará en el oficialismo.
A esta pregunta por la ubicación del Frente de Todos en el cuarto oscuro se suma otra no menos importante en la dispersa oposición: ¿Juntos por el Cambio podrá mantener a todos sus partidos miembro o alguno hará rancho aparte?
La Unión Cívica Radical ya garantizó su pertenencia a ese frente político y electoral mientras que Ahora Patria se prepara para hacer lo mismo y se descuenta que Propuesta Republicana (PRO) también lo hará. De ser así, entonces, resta saber si conseguirán un candidato potente para amenazar el hoy cómodo liderazgo de Saénz. Y, también, sobre todo, resta saber si los intendentes Mario Mimessi y Bettina Romero, de Tartagal y de Salta Capital, participarán con decisión de ese frente opositor o si por el contrario estarán en las huestes electorales oficialistas de Sáenz.
Sabido desde hace larguísimo tiempo que el gobernador Gustavo Sáenz es la figura principalísima de la política salteña y que no tiene, hasta que se demuestre lo contrario, un rival en condiciones de vencerlo en las urnas, la pregunta de dirigentes, analistas y consultores políticos es si la marca Juntos por el Cambio puede estirar ese 25% o 30% de intención de votos (sea quién sea su candidato) a un porcentaje mayor que ponga en riesgo más o menos serio la reelección del primer mandatario provincial.
Una última pregunta, por ahora con respuesta negativa, es si la izquierda y la (extrema) derecha podrán capturar una parte significativa de la muy legítima bronca que la ciudadanía tiene con los gobiernos nacional, provincial y municipal y con las fuerzas políticas tradicionales. A simple vista, la eterna atomización de la izquierda y la imposibilidad de la derecha de presentar una figura novedosa y atractiva tranquilizan al oficialismo salteño y también a sus principales opositores.
